El canciller Euclides Acevedo afirmó que uno de los compromisos que le dio el presidente Abdo Benítez una vez que llegó a la silla de la Cancillería fue la revisión del anexo C.
“Itaipú es nuestro principal activo económico, político, geopolítico y diplomático. Dentro de esa visión, la revisión del anexo C es un gran pretexto para la reconsideración y renegociación de todo el tratado y convertir a la Itaipú en un hub energético y de progreso que esté al servicio de toda la región”, aseveró.
Recordó su paso como ministro del Interior y expresó que ante la sorpresa de la pandemia hubo que recurrir a la creatividad y la imaginación.
“No me fue fácil esa labor desde el ministerio del Interior”, reflexionó, pero tener el acompañamiento ciudadano lo estimuló. Entonces no fue solamente alguien que decía “Pekepata korapype”, sino que fue una convocatoria amorosa a la ciudadanía.
Señaló que la pandemia alteró todos los códigos y llegó a la Cancillería en plena explosión del ingrato y trágico Covid – 19, por lo que dejó de hacer política exterior y se convirtió en ayudante de campo del ministerio de Salud Pública y Bienestar Social. El desafío era conseguir las vacunas.
“Entonces, en vez de hacer política exterior tradicional, apelamos a lo que se llama la diplomacia de las vacunas. Conseguir la mayor cantidad para dotar a la cartera sanitaria del instrumento que necesitaba”, contó.
Garantizó que han recuperado la banca diplomática en la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) porque la cultura y educación es clave.
“Al contrario, entre más pobres somos, más embajadas debemos tener, pero para eso hace falta tener personal entrenado, que lo tenemos y por sobre todas las cosas, un conocimiento clave del lugar en el que estamos. Un embajador es un espía, porque tiene que buscar información, un agente comercial, tiene que vender y saber comprar, y un promotor de nuestra identidad nacional, tiene que saber sobre nuestra cultura”, reveló.
Para el canciller, Covax fue una de nuestras más grandes frustraciones. Se apostó por un organismo multilateral y fueron defraudados. “Recuperamos este año cuando fuimos a zapatear en Ginebra y dijeron vamos a darles lo que ustedes han pagado y este es el momento que con lo comprado y lo obtenido por la vía de la cooperación hoy tenemos un stock abundante de vacunas. Lo que necesitamos es que esas vacunas sean aplicadas, y eso supone educación, acción y punición a los que no quieren vacunarse, porque si bien uno tiene el derecho de hacer con su vida lo que quiere, no puede ser en detrimento del otro, entonces si te querés ir a un partido de fútbol, ¿tenés tu vacuna?, a Buenos Aires, Sao Paulo, ¿tenés tu vacuna?, la pandemia y el virus no se han marchado, va a volver y será más agresivo. La única fuente de defensa es la vacuna”, precisó el ministro.
“Compramos vacunas que tienen fecha de vencimiento y como no se utilizan se pueden quedar estacionadas. Hay que hacer una reprogramación de lo comprado y prepararnos para el 2022 y el 2033”.
El canciller se definió a sí mismo como un militante de las ideas, un combatiente de la libertad y un especialista en aprender.