Los “grandes” desnudan su verdadero compromiso en el combate al cambio climático.
Podría ocurrir que la guerra desatada por Rusia en Ucrania no aclare ninguno de los factores que, según su impulsor Vladimir Putin, justifican la presencia agresiva de los rusos en la ex República Socialista Soviética, hoy libre y peleando por mantener ese estatus. Tal vez nunca se sepa dónde empiezan y terminan las fronteras entre la Federación Rusa y Ucrania, si Donetsk y Lugansk son de uno u otro estado, si Crimea queda como está o vuelve a ser ucraniana, etc. Como en este conflicto, como en tantos otros, la primera víctima es la verdad, tal vez nunca sepamos si los habitantes del Donbas querían o no volver a ser parte de Rusia o quedarse con su nacionalidad actual.
Pero de lo que sí podemos estar seguros es de la extrema fragilidad de los compromisos asumidos por los grandes lideres mundiales en la lucha contra el cambio climático. La guerra ha hecho saltar por el aire todos los protocolos y acuerdos asumidos en París, Glasgow y demás mecas del ambientalismo. Jamás tantos juramentos han sido olvidados en tan corto tiempo. Vamos para siete meses de guerra y el retroceso ha sido fantástico, en todos los frentes.
PAPEL MOJADO – Aparte de la verdad, una víctima de primera magnitud ha sido el gas ruso. En realidad, son los países europeos a los que Putin ha cerrado el grifo del gas natural como represalia contra las represalias desatadas por Occidente contra el belicoso habitante del Kremlin.
Y eso que los “grandes” venían muy bien aspectados en sus ampulosos anuncios de acabar con el uso de combustibles fósiles para librar al mundo del maligno CO2. ¿Cuánto tardaron en romper esos compromisos? Veamos.
Francia – 2017. La Asamblea nacional aprobó por ley prohibir la producción de petróleo y gas en todos sus territorios para 2040. Julio 2022: El Gobierno autoriza reabrir la central térmica a carbón de Saint-Avold de 1.400 Mw (dos turbinas de Itaipú) de capacidad.
Dinamarca – 2019. El reino fijó una fecha, 2040, para la eliminación total del uso de combustibles fósiles para producir energía. Octubre 2022: El reino anuncia la postergación del cierre de tres centrales eléctricas movidas a carbón y diesel. Hace mucho frío, falta gas y la “transición ecológica” a la que se había comprometido en París puede esperar.
España – 2021. El Gobierno de Pedro Sanchez aprueba en mayo una ley climática que pondrá fin a la producción de combustibles fósiles en todo su territorio para 2042. Agosto 2022: Se registra un aumento del 109% la generación de energía eléctrica en base a carbón en solo seis meses. Falta gas ruso, las hidroeléctricas no tienen agua, ya se sabe la cantilena.