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Trump, el último de la dinastía americanista

USA, luego de participar y triunfar en la 2° Guerra Mundial, se erigió como Súper Potencia, lo cual implicó todo un reordenamiento de la política mundial que quedó básicamente bajo el liderazgo de USA en occidente con su modelo capitalista y la URSS con su socialismo en oriente.

Pero un breve repaso por la historia de las relaciones internacionales desde las postrimerías de la Edad Media hasta hoy, observamos el carácter cíclico de la hegemonía de los imperios. Comenzamos la Era de España y Portugal que termina en 1648 con la Paz de Westfalia, seguida por Francia hasta la derrota de Napoleón en Waterloo en 1815 abriendo paso a la Era de Inglaterra y que durará hasta Versalles en 1919 cuando poco más tarde la Alemania de Adolf Hitler desafía al mundo hasta su derrota en 1945. USA y la URSS se imponen como los grandes triunfadores dando paso a la Era bipolar, que dura hasta el fin de la URSS en 1989. Con el fin de la Guerra Fría, surge la Era del Mundo Multi-Polar, USA sigue siendo con la supremacía mundial, pero su poder luce reducido.

No obstante, los años que corren de 1945 a hoy, son años donde USA ha sido el gran modelo para occidente, con su sólida democracia, el capitalismo y el imperio de la ley. En consecuencia, todos sus mandatarios hasta entonces, han procurado mantener la hegemonía estadounidense que se traduce, a su vez, en los valores occidentales.

Sin embargo, las recientes elecciones estadounidenses no sólo han quedado marcadas por la sombre del fraude, erosionando significativamente los valores de occidente. En adición, en caso de confirmarse la posible victoria del demócrata Joe Biden, probablemente vamos a presenciar una suerte de inicio de la decadencia de su hegemonía.

Las bases de esta afirmación la encontramos en los fuertes nexos de Biden con la China comunista, la retórica anunciada por éste al auto-denominarse “progresista” que a la postre se traducirá en el abandono de una agenda americanista, es decir, una política exterior marcada por el globalismo, colocando la balanza a favor de potencias rivales como China, Rusia e India, cuyas industrias están fuera de la desindustrialización acordada en París, más un acercamiento a regímenes socialistas como el de Cuba. Abriendo las puertas para el alzamiento del dragón rojo sobre la liza política mundial.

Justamente, la gestión del Presidente Trump fue todo lo contrario, es decir, enfrentó los excesos de China en cuanto al contrabando y robo de patentes, responsabilizándola de la actual pandemia del COVID19, más fortaleció el rol de USA en la pacificación del Medio Oriente, blindó la seguridad de sus fronteras y confrontó a los neocomunistas de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Por ello, seguramente será reconocido por historiadores desapasionados como el último presidente estadounidense de la dinastía americanista.

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.

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