martes, septiembre 23

Tanto por leer que una vida no alcanza / Félix Giménez

Vivimos rodeados de libros, artículos, ensayos y novelas que claman por nuestra
atención. Cada día se publican millones de textos nuevos, mientras los clásicos siguen
esperando ser descubiertos. La literatura, como reflejo de la humanidad, es infinita en
varios temas, estilos y voces. Leer se convierte en un acto de exploración constante,
pero también en una carrera contrarreloj. ¿Cómo elegir qué leer cuando todo parece
necesario o interesante?

El hecho de no poder abarcarlo todo puede ser desalentador, pero también
profundamente estimulante. Saber que siempre habrá algo nuevo por descubrir nos
mantiene curiosos y despiertos. No se trata de leerlo todo, sino de encontrar aquello
que nos hace evolucionar como persona. Todo lector construye su propio mapa
literario, guiado por sus intereses, emociones y momentos claves. La lectura,
entonces, se vuelve una experiencia íntima y única.

En esta era digital, el acceso a la información es más amplio que nunca, pero también
es más disperso. La sobrecarga de datos nos obliga a desarrollar criterios de selección
más certeros. Leer con intención, profundidad y pausa es un acto de resistencia frente
a la velocidad del mundo. No es suficiente con acumular títulos; hay que dejar que las
palabras nos habiten. La calidad de la lectura es más importante que la cantidad.

Entender que una vida no alcanza para leerlo todo es reconocer nuestra naturaleza
efímera, pero también nuestra verdadera libertad. Podemos elegir qué historias nos
acompañan en el camino, qué ideas nos desafían y qué autores nos enseñan a mirar
distinto. Leer no es solo completar una lista, sino vivir muchas vidas en una.