La procesión de Tañarandy o de la Virgen de los Dolores por el Yvága Rape se realiza desde el año 1992 en San Ignacio, Misiones. Este año, en el marco de su 30º aniversario, la tradición religiosa se apegará a sus raíces al ritmo de los lamentos de los estacioneros.
El arquitecto y artista plástico Koki Ruiz comentó que la comunidad prepara con mucho entusiasmo todos los elementos del tradicional evento, que no se realizó en los últimos dos años a raíz de la pandemia.
“Estamos preparando la procesión de la Dolorosa con el trabajo de la comunidad. Esta vez, su itinerario tendrá un nuevo trazado. La celebración ya no iniciará en el Yvaga Rape, que hoy es un camino muy urbanizado. Queremos usar un nuevo trayecto para vivir la Semana Santa a lo Yma. Recordar digamos el Tañarandy de la época, que será más adecuado para una celebración de religiosidad popular”, explicó.
Como parte del nuevo itinerario, la procesión empezará en el antiguo paso Mboreví, seguirá por la calle de tierra “Amorcito”, que es paralela al Yvaga Rape, y saldrá cerca de la Barraca.
El tradicional evento religioso arrancará aproximadamente a las 17:00. “Nosotros usamos siempre la entrada del sol. Cuando toca el horizonte, se empiezan a encender las luces y velas. Cuando más o menos están prendidas todas, empieza a caminar la Dolorosa”, explicó.
Aunque la celebración inicia con la puesta del sol, la gente ya empieza a llegar desde las 15:00, mencionó el artista plástico.
“En ese momento ya se están distribuyendo los apepú y todo lo necesario para encender el fuego. Todos apoyan y ayudan a encender las luces”, comentó.
A diferencia de las celebraciones previas a la pandemia, este año no habrá grandes piezas de arte diseñadas por el artista, pues este año Tañarandy busca volver a sus eventos iniciales.
“La idea de este año es volver a vivir el mismo escenario de hace 30 años, hemos cambiado el itinerario, necesitamos vivir el año 92 y hoy tenemos un nuevo trazado”, refirió.
EXPECTATIVAS
Tras dos años de pandemia, la procesión de Tañarandy vuelve con su tradicional esplendor y desde la organización del evento aguardan a los visitantes con mucho entusiasmo.
“Otra vez, estamos viviendo las preparaciones con mucho entusiasmo como en otros años. Estamos tratando de hacer los rituales cómo lo hacíamos en el año 1992, muy abocados a la espiritualidad y la religiosidad popular, que se trata de la gente que acompaña una procesión y no solamente hace un turismo religioso o que viene a ver alguna obra de arte, sino que con devoción y fervor acompaña a la dolorosa”, expresó.
Como parte de este sentir de la religiosidad popular, Koki Ruiz recordó que además del lamento de los estacioneros, los olores de las velas también forman parte del ritual de la procesión.
“Nuestras velas siempre son de grasa de vaca, con la cáscara del apepú. Esos olores ya son muy característicos en la ritualidad de la antigua Semana Santa y también escuchar el canto de los estacioneros, que son el llanto de la época de las colonias”, concluyó.
