La entidad Yacyretá les regala comida a más de 800 pescadores
La veda es un periodo de pausa que se impone al mediambiente acuático para permitir que los peces cumplan su ciclo reproductivo repoblando rios, lagos, arroyos y esteros. Es un tiempo relativamente corto, de no más de 45 días, durante el cual, al menos en teoría, quienes se dedican a la captura de peces deben hacer descansar sus redes, espineles, mediomundos, liñadas, cañas de pescar, etc.
Como al parecer los pescadores no saben, no pueden o no quieren hacer otra cosa, se dedican a vivir de los subsidios que el generoso Estado paraguayo les entrega a manos llenas. Plata, dicho sea de paso, que el contribuyente le confía al Gobierno para que le de buen uso, que no es el caso de esta injustificable dilapidación de fondos.
Subsidio, según la RAE, quiere decir “prestación pública asistencial de carácter económico y de duración determinada”. Dar asistencia a alguien significa socorrerlo, hacerle un favor o dicho en castellano paraguayo, darle un “ayudo”. ¿Tan incapacitados están los pescadores como para mover a algún creativo marote de la binacional Yacyretá a entregarles arroz, harina, yerba, poroto, fideo, etc?
Lo más curioso de todo esto es que los subsidiados están agrupados en más de una docena de asociaciones, una forma básica de organización que debería impulsarlos a encarar una nueva etapa, por ejemplo y para no salir del rubro, dedicarse a la cría de peces. Hay programas de fomento apoyados por los ministerios de Agricultura, del Ambiente, el SENACSA y las dos binacionales. Incluyen el diseño del proyecto, asistencia técnica y financiación, todo listo y a la espera de manos que quieran poner en práctica una idea probadamente eficaz.
Una tilapia alcanza su desarrollo en seis meses y de un estanque mediano se puede obtener de 5.000 a 10.000 ejemplares, lo que significa entre 2.500 y 5.000 kilos de pescado limpio, fileteado y comercializable. Con sólo echar un vistazo al precio de un pack de medio kilo de tilapia en el super se puede sacar importantes conclusiones. Y si a la tilapia se asocia un corral de cría de gallinas, los resultados pueden llegar a sorprender.
Finalmente, para ser acuicultor no se requiere ser diplomado en Oxford con maestría en Cambridge. Basta tener voluntad de trabajo y apego a la dignidad personal, valores mucho más formativos que andar pidiendo dádivas y viviendo de “ayudos”.