¿En verdad creemos poder salvar al planeta?
“Salvemos al planeta” es el lema-paraguas bajo el cual milita una enorme cantidad de organizaciones dedicadas a emitir toda clase de predicciones sobre la desaparición de la vida, desde cambios en el clima hasta finales apocalípticos: extinción total de los arrecifes de coral, menos zonas aptas para cultivar, creciente resistencia a los antibióticos, calentamiento global…
Catástrofes como estos pueden leerse en prestigiosos portales informativos. Algunos arriesgan fechas precisas. Unos hablan de 30 años, otros de 80, con el 2.100 como fecha límite. “Una diferencia de medio grado de temperatura tendría consecuencias devastadoras para nuestro planeta, por lo que cada vez es más urgente limitar el aumento de la temperatura global a un máximo de 1,5 grados centígrados” advirtió un grupo de científicos. Estos pronósticos son “agua na boca” para los ambientalistas extremos que recaudan fortunas gastadas en todo tipo de campañas, algunas sensatas, otras por completo disparatadas.
¿Necesita el planeta que lo salvemos? ¿No estaremos incurriendo en la soberbia de creer que el hombre podría causar el fin de la vida? En los “calientes” años 50 y 60, era una creencia cierta que una guerra termonuclear borraría todo rastro de vida en el planeta.
La vida existe en la tierra desde hace unos 3.500 millones de años. En su transcurso, sufrió al menos seis eventos de extinción, el peor hace 364 millones de años que acabó con el 84% de las especies marinas y el 70% de las terrestres. ¿Causas? Cataclismos sísmicos, erupciones volcánicas, hiperacidez de los océanos, calentamientos abruptos, etc… Y nosotros, ¿Qué nos creemos? Existimos, como especie, hace 2.500.000 años. ¿Capacidad real para alterar el equilibrio natural? Tal vez desde hace unos 300 años, el 0,00008% del tiempo de nuestra existencia como especie y el 0,00000008% sobre la existencia de la vida en general. ¿Tanto poder destructivo hemos
acumulado en tan poco tiempo?
Si el equilibrio natural se rompe por nuestra culpa, quizá nos extingamos y nos llevemos con nosotros a otro montón de especies. Pero el planeta seguirá en su lugar. Simplemente, se tomará su tiempo y la vida se recomponga de otra forma, con otras especies y otros destinos.
¿Salvar al planeta? Hace veinte siglos vivió un hombre que prometió salvar al mundo, es decir, al conjunto de seres humanos como define la Academia. Sabía de qué hablaba. Su misión era salvar al hombre como creación. El planeta no estaba incluido en su plan porque estaba seguro de que no lo necesitaba.
Muchos, sin embargo, no notan tan preclara diferencia.
