POR: BENJAMÍN FERNÁNDEZ BOGADO
La anhelada reforma del Estado continúa siendo una materia pendiente. Todos los gobiernos en democracia hablan de que tenemos un Estado que no se corresponde a la funcionalidad que demanda y exige la gente.
Demasiados empleados públicos (350 mil) que no hacen absolutamente nada. Varias reparticiones con funcionarios de alto rango que alcanzan el título de ministro y todo lo que eso presupone en términos de salario y de cortesanos. Ahora han dicho que dos viceministerios, el de Minas y Energía y el de Turismo quedarán como departamentos del Ministerio de Industria y Comercio, pero nadie anuncia si se recortará el número de empleados que tenían ambas dependencias.
El hecho de simplemente ponerles bajo el paraguas de otro ministerio y mantener la pesada y costosa y corrupta estructura burocrática del Estado nos sigue perjudicando a todos los que pagamos impuestos y sostenemos esa pesada carga. La reforma del Estado significa que todo aquel que desee ingresar al servicio público debería pasar exámenes duros, rígidos e imparciales y también tener un régimen de promoción que no se corresponda a los caprichos políticos partidarios de turno. Eso es reforma del Estado entre otras cosas y en el camino evitar que sigan robando 2.000 millones de dólares anuales.
Periodista Senior