La política-basura ensucia de nuevo las calles
Pocas cosas hay más patéticas que una “caravana” de personas embutidas en camisetas de un color, con un par de nombres acollarados a símbolos partidarios y trasladándose como walking deads adustos y ceremoniosos por las calles de la ciudad. Para anunciar su proximidad como si se los estuviera esperando- apelan a toda clase de artefactos que hagan ruido o que arrojen humo y lucecitas de colores. El panorama se va completando con un amplificador de ruido que perfora los oídos de la gente con la voz engolada de un locutor de parrillada diciendo esto y aquello del “candidato”, alternando el griterío con la polquita partidaria (residuos jurásicos de la política criolla) o un “spot” pergeñado por el infaltable creativo para el que llegó la Navidad, es decir, la campaña proselitista.
Al frente de la procesión marcha el candidato, rodeado por algunas paquitas -si le da el cuero para tenerlas- y diligentes palafreneros que reparten volantillos con la divisa partidaria, la foto del aspirante y tres o cuatro frases “ingeniosas” que -según calculo de su “marketing manager” de ocasión- pueden rendirle algunos votos.
Sobresaltado por el batifondo, el ciudadano-meta puede cometer la imprudencia de salir a la puerta a ver que pasa. Y ahí ve lo que se viene. Entonces le entran unas ganas incontenibles de hacerle algunas preguntas al “candidato”: ¿Ve ese empedrado? Está así hace 20 años. ¿Lo va a arreglar Ud.? ¿Ve ese charco de agua en el centro de la calle? Es agua de pozos ciegos que ya no dan mas. ¿Va a poner Ud. cloacas? ¿Vé ese agujero enorme que hay en esa esquina? Lo hizo la ultima lluvia. ¿Va a instalar Ud. desague pluvial? A la vuelta de la cuadra hay un clubcito pedorro que pone sus parlantes a todo dar hasta las 3 de la mañana. ¿Va Ud. a obligarlo a bajar todo ese ruido o harán lo de siempre, dejarse coimear porque ahí también se vende droga?
El ciudadano-meta sabe que solo son preguntas retóricas que no sirven para nada, salvo para desahogar la rabia. Conoce las respuestas: no hay plata para obras, las cloacas son cuestión de ESSAP, el asunto de las drogas le corresponde a la SENAD… Y etcétera, que en latín significa, todo lo demás.
El “candidato” farfullará cuatro gansadas y seguirá su camino seguido por su cortejo infernal de ruido, bombitas, gritos y papelitos de colores.
Claro, quedará el silencio como consuelo.