martes, septiembre 23

Ríos hirvientes

Me dirán; “Iñaki el río no es  un líquido en un pote que ponemos en el fuego para calentar, hacer que hierva para cocinar un alimento o preparar una bebida caliente para consumirlos después” Pero existen. Además no estamos todavía en verano para tener ríos o cualquier fuente natural de agua muy caliente, más existe río que hierve en la Amazonia.

Se llama Shanay-Timpishka, tiene aguas que pueden alcanzar temperaturas cercanas a los 100 °C, capaces de quemar a cualquier ser vivo que entre en ellas. A diferencia de otros ríos termales, su calor no se debe a actividad volcánica, sino a agua que se sumerge profundamente en la Tierra y es calentada por la roca circundante. Se encuentra en el centro-este de la Amazonía peruana.

El agua caliente proviene de la energía geotérmica de la Tierra, calentada por las rocas y expulsada a través de fallas geológicas. La temperatura es tan alta que ningún animal puede sobrevivir en sus aguas. Las comunidades indígenas amazónicas consideran a este río sagrado desde hace generaciones. Es un ejemplo único de un río que hierve sin la presencia de un volcán. 

El río Hirviente de Perú casi alcanza la ebullición y conforma un laboratorio natural que permite a los científicos estudiar y prevenir los efectos del cambio climático. El calor del río está vinculado a las aguas subterráneas que, a su vez, son sensibles a los cambios en los patrones de lluvia. Al estudiar las variaciones en la temperatura y el caudal del río, los investigadores pueden detectar huellas del cambio climático en las precipitaciones y en el ciclo hidrológico de la región.

Un caso excepcional en peligro

El río hirviente está actualmente amenazado por la deforestación y la tala ilegal. La destrucción del bosque circundante altera el ecosistema, comprometiendo su valor científico y su función como indicador de la salud ambiental. El sistema fluvial tiene una longitud de aproximadamente 9 km (5,6 mi), pero solo 6,3 km inferiores. También conocido como La Bomba, es el único río hirviente del mundo, ubicado en la Amazonía peruana. 

No existe vida en el mismo por las altas temperaturas. Sirve para estudiar el cambio climático porque los científicos pueden observar cómo la flora y fauna local sobreviven o se ven afectadas por este calor, proporcionando datos valiosos sobre la resiliencia de los ecosistemas. También porque la alta temperatura y el vapor en el río lo convierten en un laboratorio natural para estudiar los impactos del calor en la vida silvestre de una manera que no es posible en otros lugares. Así cómo al estudiar un ambiente naturalmente extremo, se pueden establecer comparaciones con otras regiones del mundo que están experimentando un aumento de temperaturas debido al cambio climático, lo que ayuda a predecir futuros escenarios. 

Este río ofrece una ventana única para entender la respuesta de la naturaleza a condiciones de calor intenso, lo cual es fundamental para comprender y predecir los efectos del calentamiento global. Así cómo presagia un mundo más cálido. La Amazonía es un sumidero de carbono gigante; si muere, liberaría el carbono almacenado en los árboles y la vegetación, aumentando el efecto invernadero. La selva crea su propia lluvia y un clima local más húmedo; su pérdida afectaría el ciclo del agua a nivel regional y global. Y la muerte de la Amazonía podría desencadenar un calentamiento global más rápido, lo que a su vez agravaría el problema, creando un ciclo de retroalimentación positiva que es un proceso donde un resultado o efecto amplifica el estímulo inicial, llevando a un aumento o intensificación de ese mismo efecto en un ciclo que puede ser explosivo o desequilibrar el sistema de la naturaleza. Un rio singular que merece ser preservado y estudiado.