Por Benjamín Fernández Bogado
Las elecciones municipales han sido pospuestas en el Paraguay, pasaron para el próximo año. En otros países que tienen comicios este año, están buscando el mecanismo que facilite la labor del elector sin que ponga en riesgo su salud en lugares de aglomeración. En ese sentido, Estados Unidos ha puesto en marcha la posibilidad de que toda la población vote por correo, no solamente aquellos que viven en el exterior o tengan algunas dificultades. Eso va a significar un cambio enorme en la manera que entendemos el sufragio, y estaríamos muy cerca de utilizar los teléfonos celulares para el mismo propósito.
Si ahora podemos dar clases y tomar clases a través del celular, si podemos girar dinero a una persona a través del teléfono celular —que son mucho más importantes y delicadas que elegir a un diputado o a un senador— la gran pregunta es por qué seguimos sosteniendo una pesada burocracia en el Tribunal Superior de Justicia Electoral. Nos cuesta millones de dólares por año, cuando podemos hacerlo directamente usando la tecnología para dicho propósito.
Reitero, este puede ser el momento de los grandes cambios en términos de los mecanismos y las plataformas de sufragio del ciudadano. Puede también disuadir varios mecanismos que se utilizan para fraguar y modificar la voluntad del elector. Algo que conocemos como el voto calesita y otros, podrían desaparecer con el uso de la tecnología. Es el tiempo de probar y llevar adelante procesos eleccionarios a través del teléfono celular. Ese un cambio necesario no solo por cuestiones de la pandemia, sino también porque es un mecanismo para ahorrarnos millones de dólares en el Tribunal Electoral cada año y para evitar la manipulación por el otro.
