Atraída desde pequeña por el rubro de la belleza, la profesional optó por formarse en el mundo del maquillaje cuando culminó su formación escolar. Así, Romina recordó que anteriormente no existían diversos centros para instruirse en el área, sus primeras técnicas las aprendió realizando un curso “express” con Eva Noguera.
“A partir de este curso, me di cuenta que el maquillaje me apasionaba y entonces ingresé a la escuela ‘SK’. También, tuve la oportunidad de ir a Buenos Aires a perfeccionarme en todo lo que era el maquillaje artístico. Al volver, me dediqué netamente al maquillaje social, que realizó hasta la actualidad, porque es lo que más me gusta”, señaló.
Aunque siempre soñó con la idea de crear una estética, actualmente conjuga su pasión por el maquillaje con su labor como ejecutiva de cuentas en una institución bancaria por las tardes y los fines de semana se mete de lleno a maquillar.
ESTILO
Como cada profesional del rubro de la estética, Romina también deja su toque personal al combinar habilidosamente sombras y otros productos en el rostro de sus clientas. De hecho, la profesional señaló que siempre prefiere “lo natural”, ya que le permite resaltar la belleza de las mujeres.
“Mi estilo siempre fue muy natural. No me gusta cambiarle el rostro a una chica. Mi objetivo es resaltar la belleza que cada una tiene y mantener su esencia, sin necesidad de transformar el rostro”, indicó.
SATISFACCIONES
A diferencia de la etapa en que inició como maquilladora, Romina comentó que en los últimos cinco años el rubro de la belleza y la estética se “potenció totalmente” en el país.
“Cuando empecé, solamente las peluquerías renombradas maquillaban. No obstante, ahora hay muchísimas profesionales que están trabajando así como yo desde sus casas”, manifestó.
Además de crear un espacio para ejercer su pasión por el rubro de la belleza, el maquillaje le otorgó a Romina la posibilidad de “hacer buenas amigas” al compartir con sus clientas.
“Clientas que maquillé por quince años, hoy acuden junto a mí para sus graduaciones o casamientos. Aparte de ser mis clientas, las chicas ya se convirtieron en mis amigas”, expresó.
EL MAQUILLAJE Y LA CONFIANZA
Romina recordó que durante su último año de colegio sufrió de “mucho acné”. Por este motivo, utilizó el maquillaje como una herramienta para adquirir confianza.
“Al tratar con mis clientas, recuerdo lo que pasé y me alegra poder, de cierta forma, ayudarlas. Me da satisfacción que cuando finalizo mi trabajo, ellas salgan con la autoestima para arriba”, afirmó.
SUEÑOS
Con miras al futuro, la profesional sueña con la idea de compartir sus conocimientos con otras mujeres, enseñando sus técnicas de maquillaje.
