Desde que nacemos nos relacionamos con personas, por ejemplo nuestros padres, hermanos, abuelos tíos, a medida el tiempo avanza y ganamos “mayor libertad” de donde y con quienes vivimos esas relaciones se extienden a otras personas cómo nuestros vecinos, compañeros de estudio, trabajo o si se nos da la oportunidad tenemos relaciones amorosas, que es una seria porque significa mayor compromiso y dedicación para la compañía no solo de una parte sino sobre todo del noviazgo, matrimonio o familia formada.
Todo eso no se construye por el simple hecho de hacer declaraciones de amor, bodas o sellar compromisos por iglesias o instituciones que oficialicen la unión de personas si ino sobre todo por el trato y fluida y buena comunicación entre quienes sean parte de la relación. Eso también funciona con límites establecidos por el/la compañero/a. El límite se refiere a un punto final o de aproximación a cualquier forma de comunicación o acción por cualquier motivo. Puede ser bien o mal hecho o tomado si es hecho en un momento, lugar y condición adecuada.
Esa frontera, divisoria, margen o contorno establecido a veces no es bien recibido en cualquier relación. Pero son importantes hacerlos y tenerlos en cuenta para casos particulares cómo personas que hayan sufrido episodios o pérdidas desagradables que deben ser consideradas antes de decir o hacer algo que puede resultar incómodo para quien lo vea, escuche, sienta o perciba y no haya conocido de los límites. Los mismos que deben tener sus mensajes o comportamiento para hacer perdurar la relación que sirve.
Por ejemplo: Digamos que tu madre comenta a menudo sobre tu sobrepeso.
Aprender y crecer
Si le pides que deje de mencionar tu talla, eso es una petición, no un límite, Si hace caso omiso de esa petición, entonces puedes establecer un límite. Una forma sería no permitir que lo que ella piensa sobre tu cuerpo se convierta en lo que tú piensas para que la relación madre/hijo sea buena mientras sigan con vida las partes que no viven juntas, más se ven con frecuencia y deben comunicarse con periodicidad, respeto y armonía sobre temas que tengan en común, el pasado juntos, lo que piensan o sienten sobre algo específico y su estado de salud, emocional y mental.
Los límites fortalecen una relación, dijo Catherine Sanderson, profesora de psicología del Amherst College. porque si no establecemos límites, ignorar esas necesidades puede hacernos “explotar” emocionalmente y perjudicar las relaciones familiares, laborales, académicas, matrimoniales, de noviazgo o cualquiera que implique trabajar en comunidades. El explotar al tener límites se debe a que no reflexionamos sobre lo que necesitamos en la relación, no respiramos profundo antes de responder o hacer algo, qué es cómo bajar cambios de nuestro vehículo, haciendo una pausa para bajar o subir a gente del mismo o dejar que transiten otros autos o peatones en la calle.

Licenciado en ciencias politicas (UNA), editor, comunicador, productor y editor de contenido creativo para medios de comunicacion o intereses particulares