Existen relaciones humanas, financieras, laborales o académicas que deben estar sostenidas y pendientes del buen trato, respeto, diálogo y sobre todo el buen conocimiento de las partes que formen parte de la relación. para evitar contratiempos, malentendidos, separaciones, peleas, divorcios. Todo aquello que quiebre o afecte una relación que tuvo su principio y en ocasiones “hasta que la muerte los separe”. Así también son las relaciones entre países y estamos en una crisis con los argentinos.
Así y todo los divorcios son hoy día son algo común en la población del mundo. Proyectos en común que sostengan planes o proyectos ya sea de migración, intercambio de bienes, asistencia en los campos académicos, de salud o lo que ayude al ser humano a vivir mejor en su país o el país vecino.
Argentina desde siempre ha sido el vecino del Paraguay, con quien ha tenido sus diferencias y ha quedado registrado eso en una guerra genocida contra el Paraguay conocida cómo la de “la triple alianza” 1864-1870. Hecho que ha quedado marcado cómo una cicatriz imborrable en muchas mentes paraguayas y de personas que participaron de algo que debemos siempre evitar, más si estamos en el mismo barrio: el sudamericano.
Este vecindario tiene muchas comodidades y bellezas naturales que hizo y hace que muchas personas del mundo opten por dejar sus casas e introducirse en las sociedades “sudacas”
Divisiones de pareja
Ahora registra unos problemas entre el Paraguay y la Argentina, con el cobro de un peaje por parte de la Argentina para hacer uso de la hidrovía que es utilizada para que las naves o barcos paraguayos argentinos, brasileros, uruguayos y bolivianos para lograr salir al océano y lograr mover sus productos a otras latitudes del planeta que a través de plataformas como internet logra definir necesidades y cerrar tratos de un negocio por bienes que puedan ser exportados o importados.
También se ha dado el hecho de que la Argentina suspende la exportación de GLP a Paraguay agravando la relación en el barrio sudamericano.
Argentina está en proceso electoral y los márgenes de atención a nuestros problemas comunes son bajos. Más relevantes para nosotros que para ellos por lo cual deberíamos sopesar si la pelea hay que comprarla o posponerla.