Por Benjamín Fernández Bogado
La operación Cicatriz protagonizó su hecho más importante con la reunión entre Cartes, Abdo y los gobernadores colorados, en una sesión que terminó con cierta nocturnidad y alevosía y en donde básicamente se establecieron los mutuos intereses entre ambos, utilizando como telón de fondo a los gobernadores. Esta propuesta no se sometió, por supuesto, a la junta de Gobierno del Partido Colorado, que se supone es el partido que gobierna en este momento y menos a las bases que estuvieron muy fragmentadas y divididas en las elecciones del año 2017 y que continuaron con la misma circunstancia del 18 en el 19 y parte de este 2020.
Después de los sucesos del año pasado que casi costaron la presidencia ha habido y que se saldó con la detención de Messer en Brasil. Cartes ha tomado también una posición mucho más compromisario por los hechos judiciales que se lo investiga y que debe tener un soporte fuerte a nivel gubernamental, de manera tal a evitar su extradición y su procesamiento. Por el otro lado, Abdo reconoce que su gestión es cada vez más débil y con la pandemia de fondo la gobernabilidad se hace cuesta arriba y necesita la garantía y la seguridad, que los legisladores de Cartes eviten cualquier intento de juicio político que hagan en su contra. Los une, en cierta manera, el espanto con respecto al futuro. También aparecen los viejos negocios que se hacen desde el poder, que cada vez van a ser más escasos, no debido a un cambio en el sistema, sino sencillamente porque no favorezca a los intereses, por lo menos de los colorados.