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Realidades tóxicas

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Contrabando: solución y problema al mismo tiempo

¿Por qué los paraguayos compramos tantas cosas de contrabando? Este interrogante se proponía ayer en una cobertura de E.I.. Si fuéramos cínicos, diríamos: “¿Quiere la respuesta corta o prefiere la larga?”. Cualquiera, porque las dos sirven.

Si optáramos por la respuesta larga tendríamos que internarnos en un larguísimo circunloquio sobre el origen del Paraguay colonial, las rígidas matrices del comercio regulado por la Corona, la mediterraneidad, la altísima dependencia de los barcos que iban y venían con mercancías hacia y desde la Metrópoli con puertos de transbordo en Buenos Aires, Santa Fe, etc. Quebrar ese rígido esquema de comercio era el único recurso del súbdito paraguayo de a pie si quería progresar un poco.

La otra explicación es, a la vez, más sencilla y compleja. Tiene que ver con la oferta abundante de productos en países limítrofes que, estacionalmente, se vuelven atractivos por las oscilaciones cambiarias. Tomemos dos productos al azar. El kilo de tomates en Foz de Iguazú, Gs. 6.200; en Asunción, 12.500. La docena de huevos en la ciudad brasileña, Gs. 5.800. Aquí, 11.200. El pollo congelado en Foz Gs. 8.900, en Asunción, Gs. 12.000. Y esto comparando precios de góndola. Al por mayor, la diferencia se acentúa en una economía brasileña regida por patrones normales de competencia. En el caso argentino, cualquier cálculo desbarranca. Acogotados por “precios cuidados” -dictados por el Gobierno- y lastrados por un infierno de impuestos y regulaciones, los productores argentinos liquidan stocks en la frontera al precio que sea, desesperados por hacer algo de caja y resistir a un Gobierno depredador.

En este territorio fértil hacen su cosecha los contrabandistas, grandes y pequeños, amparándose en el argumento de la falta de trabajo, la pobreza, todo aderezado con una generosa cubierta del clásico aichiyarangá tras el cual se parapetan para mover a lástima a los “luchadores” contra el contrabando. Esta es una formula letal que a veces genera gestas de resistencia popular con corridas a pedradas de los funcionarios de Aduanas y, no pocas veces, con lluvia de balas.

Resumen: ¿Pago el tomate 10.000 o 14.000, el huevo 9.000 o 12.000, es nacional o de contrabando? Si ahorro unos pesos y doy trabajo a un pobre, ¿hay que pensarlo dos veces? No hay mucha sociología que desplegar.

Con la realidad basta.

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.