El desafío es para todo el país, pero la responsabilidad recae en las autoridades. La gran prueba a la que son sometidos a partir de hoy se refiere a la habilitación de la nueva franja de edad que incluye al grupo poblacional con mayor cantidad de inscriptos.
Los jóvenes de 20 años en adelante son los que más se contagiaron con el virus pero los que menos presentaron casos de hospitalizaciones y muertes, en comparación a los adultos mayores. Cumplir con esta gran deuda era un pedido de hace tiempo de gran parte de la ciudadanía, que esperaba inmunizar mucho antes al grupo etario con mayor movilidad dentro de nuestro territorio.
El ambiente en los sitios es de mucha esperanza y entusiasmo, pero también de mucha ansiedad, y es que el operativo no es una tarea fácil. Las múltiples quejas e incluso la espera de largas horas de la semana pasada en los vacunatorios fueron referencia para que Salud Pública tome medidas.
En un clima de mucha ansiedad por obtener una vacuna cuando finalmente les corresponde, las cabezas del operativo no pueden permitir que ocurra otro estallido y peregrinación masiva en condiciones sumamente incómodas de espera y aglomeración. Lo aprendido: los horarios fluctúan; el tiempo del sector de trabajadores no siempre permite liberarse durante todo un día para la vacunación; la demanda de dosis varía según la publicidad que se da a los centros de vacunación; los grupos de whatsapp confunden; la información falsa circula rápido; y el personal de blanco necesita de rotación.
Son puntos importantes que requieren revisión y que son fundamentales para las próximas horas. Las autoridades dicen que nos falta mucho pero estamos un paso más cerca de la inmunidad de rebaño. La prueba de fuego también es garantizar todas las dosis que exija la demanda de nuestra población.