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Promesas políticas

Prometer algo implica tomar una seria postura conociendo sus antecedentes y recursos para cumplir con dicho compromiso.

Ahora se está llevando adelante el Cop 26 o la conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Glasgow donde Brasil ha invertido en un paseo en el que enseña sus proyectos a favor de acelerar o producir el cambio climático, Brasil tiene 6,7 millones de km2 de selva amazónica de los cuales 8.500 kilómetros cuadrados fueron destruidos por la deforestación. Nosotros deforestamos más de 8 millones de hectáreas anualmente.

Los activistas climáticos dicen que el mundo debería prestar más atención a las políticas destructivas del pasado reciente que a las vagas promesas sobre el futuro, que dicen tienen como objetivo asegurar el efectivo cumplimiento de los pactos globales.

Ahora en Escocia y en la reunión del G-20 en Roma se discute sobre el cambio climático que ya presenta sus efectos en el mundo a través del deshielo, las altas temperaturas y el aumento del nivel del mar. Condiciones meteorológicas extremas y aumento de las precipitaciones con graves consecuencias para todos con claros peligros para la salud humana y costos para la economía.

El principal motor del cambio climático es el efecto invernadero. Algunos gases de la atmósfera terrestre actúan de forma parecida al cristal de un invernadero: retienen el calor del sol e impiden que escapen al espacio, provocando así el calentamiento global.

La deforestación provoca el 17% de las emisiones de carbono en el mundo, una cantidad casi igual a todo el dióxido de carbono que genera el transporte mundial. Es por eso que no es posible vencer la lucha contra el cambio climático sin tener en cuenta a los bosques del mundo.

El objetivo de esta reunión es limitar el calentamiento global «muy por debajo» de los dos grados Celsius, llegando incluso a 1,5 grados, para evitar un cambio climático catastrófico.

Veremos en la práctica si algo se hace o si estos foros no pasan de ser simples promesas y simulaciones.

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