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En 1976, 29 comandos israelíes volaron 3.600 kilómetros de Tel Aviv a Entebbe, Uganda, irrumpieron en su aeropuerto, eliminaron a más de 100 terroristas palestinos y soldados del régimen de Idi Amin fuertemente armados y volvieron a Israel con 257 pasajeros y tripulantes del vuelo 129 de Air France que había sido secuestrado.

Es un ejemplo, tal vez extremo, de cómo una operación de rescate no depende del despliegue masivo de hombres y equipo sino de la planificación, uso adecuado de inteligencia y, sobre todo, determinación de correr un riesgo calculado. Tal riesgo fue asumido en su totalidad por el entonces Primer Ministro Isaac Rabin, tras una interminable y tormentosa sesión de gabinete durante la cual se barajaron mil y una posibilidades de que la operación fracasara y desembocara en un incidente diplomático de enormes proporciones.

La decisión de mandar los dos Hércules C130 con los comandos -más un Boeing 707 de apoyo en comunicación- se basó en que los terroristas palestinos mantenían cautivos, tras liberar al resto, ciento cinco pasajeros israelíes y judíos no israelíes, amenazando con asesinarlos gradualmente si Tel Aviv no cedía a las demandas planteadas. Las opciones eran: sufrir una humillación intolerable, sin garantía de que se respetara la vida de los cautivos, o intentar el rescate. Fue entonces cuando Rabin, secundado a regañadientes por el ala negociadora del gabinete, tomó la segunda alternativa.

Enfrentar la extorsión de grupos violentos y criminales no es sólo cuestión de movilizar masivamente tropa y material. Si fuera así de fácil, la banda armada que asuela el norte desde hace más de 12 años ya habría sido desmantelada y sus integrantes estarían en prisión o muertos. Al gobierno israelí no le tembló la mano a la hora de actuar. Lo hizo duro y bien. Todos los terroristas fueron muertos, así como los soldados ugandeses que intentaron abortar el operativo.

Rabin sabía que se arriesgaba a ser puesto en el banquillo de los acusados, como intentó hacerlo sin éxito, el Consejo de Seguridad de la ONU. Para él estaban en primer lugar la vida de hombres y mujeres tomados como moneda de cambio por terroristas que demostraron, desde el comienzo, su vena criminal.

En orden de prioridad, el premier israelí actuó en cumplimiento de su deber. Israel no habría admitido otra cosa.

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.