miércoles, febrero 12

Prensa y gobierno: Un equilibrio delicado/Felix Martin Gimenez Barrios

 

En todo país que se considere democrático, la relación prensa – gobierno sirve
para garantizar la transparencia de información, las cuentas a pagar y lo que
más importa que viniese a ser la libertad de expresión. Es conocido que se
trata de una unión o difícil o débil dependiendo de la situación, puesto que
desde ambos bandos cuentan con intereses y objetivos propios.

Un derecho básico pero fundamental en toda democracia es la libertad de
prensa, que garantiza a los medios de comunicación el informar y cuestionar
las acciones del gobierno si la ley es rota, todo eso sin miedo a sufrir censura o
persecución. La libertad de prensa recuerda a los gobernantes de turno la
razón por la que se supone fueron electos para sus respectivos cargos, como
también les recuerda sus obligaciones para con la ciudadanía.

Muchas veces desde el propio pueblo, se argumenta que ciertos medios de
comunicación cuentan con sesgos políticos. Ninguno se plantea la posibilidad
de que todo medio de comunicación tiene derecho a contar con una ideología,
al fin y al cabo, son empresas privadas la mayoría de estos. Ciertos políticos se
defienden asegurando que la visión de esos medios puede llegar a distorsionar
la realidad a la población y afirman muchas veces que son ellos los pobres
perseguidos.

Lo ideal sería que todo medio de comunicación se esfuerce por lograr una
objetividad y ver siempre ambas caras de la moneda. Igualmente es imposible
no reconocer que los sesgos políticos son inevitables algunas ocasiones por lo
que de la misma forma que se pide transparencia al gobierno, los medios
deben esforzarse por ser precisos y confiables.

El Paraguay se encuentra contando ya con 36 años desde el inicio de la
democracia, una que no es celebrada ni por el estado, el gobierno o miembros
de distintos partidos políticos, no lo consideran un triunfo democrático, cosa
que no ocurre en países vecinos donde no solo desde la prensa, sino que,
desde distintos sectores políticos, sean de derecha o izquierda, aprovechan
para recordar los males de una autocracia.

Aun queda mucho por hacer en el país en cuanto a garantías de mantener los
derechos conquistados por la prensa para trabajar sin temor a proyectos de ley
que busquen regularla, porque se sabe que los políticos persiguen el poder,
pero se supone que la prensa persigue la verdad, es esa diferencia de
objetivos lo que justamente en países desarrollados se entiende sin problemas
por lo que realizar un cambio de mentalidad así en Paraguay resulta
improbable pero no imposible, tarde el tiempo que tenga que tardar.