Comentario 3×3
Por Benjamín Fernández Bogado
La justicia sigue estando bastante asustada en asumir su rol de hacer que la norma se cumpla entre nosotros. Casi no hay un solo día en que no salte alguna forma de complicidad de todo el sistema judicial con aquello que no funciona de forma correcta. A nadie le preocupa, por ejemplo, que haya más de 50 mil órdenes de captura que no se efectivizan y que constituyen todo un mecanismo extorsivo y chantajista de parte de quienes deberían llevar adelante esta tarea.
También están aquellos lugares en donde tendrían que estar las personas que fueran detenidas y que no tienen las posibilidades de vivir con dignidad ese período tan especial de sus vidas, y si sumamos al hecho de la cantidad de tiempo que tardan los juzgados paraguayos en resolver cuestiones importantes, recientemente, uno de los reos que estuvo en prisión se comprobó que no había tenido ninguna participación en un hecho criminal.
La justicia paraguaya y fundamentalmente el Estado paraguayo debería pagar una importante indemnización a esas personas que han sido injustamente condenadas, 80% de nuestra población penitenciaria no tiene condena. Muchos de ellos están allí cuando no deberían haber estado en dicho sitio. Muchos problemas de la justicia que siempre encuentra la explicación afirmando que no pueden ser autónomas e independientes porque no tienen la libertad de los políticos.
Hay una funcionalidad entre políticos y sistema judicial que lo único que hace es profundizar en los niveles de desigualdad, inequidad e injusticia que padece la sociedad paraguaya en su conjunto. Es hora de poner en forma esta circunstancia y que los jueces asuman la responsabilidad que en un Estado de derecho democrático les ha sido asignado.
