Pónganse a trabajar ya, porque el 2023 viene muy duro
¿Cómo debería demostrar, un partido político en función de Gobierno, sus decisión de modificar la realidad económica y social imperante? Con acciones concretas fundadas en planes de diseño previo, que es cuando los políticos ofrecen su mix de soluciones básicas a demandas jamás satisfechas: salud, educación, empleo…
La pandemia sacudió a fondo todo ese menú electoral exponiendo sus ítems crudamente.
Más de 16.000 muertos, 461.000 contagiados, apenas 33% totalmente vacunados, en suma, el sistema de salud exigido a fondo por una enfermedad desconocida. Las Unidades de Terapia Intensiva son insuficientes, falta personal y el que existe, en su gran mayoría, está mal pagado y sobreexigido. Los partidos políticos deberían tener un gabinete de trabajo dedicado ya a formular un plan de fortalecimiento del sector de salud, independientemente de sus luchas internas. ¿O es demasiado pedir? ¿Tiene la ANR algún plan en marcha o apenas le da el cuero para cuotear a destajo en su conflicto intestino? ¿Y los liberales, y el Frente Guasú?
Dos años perdidos de educación con miles de niños fuera del sistema y otro millón con un nivel de aprendizaje desconocido… ¿O hay que hablar de périda total desde marzo de 2020?. ¿Van a seguir fantaseando y cosiendo remiendos o a poner en marcha un plan de recuperación de la educación? ¿Está trabajando la ANR -y empezamos por ella porque ejerce el poder- en esa dirección, convocando sus mejores mentes planificadoras o va a seguir jorobando con su interminable interna? ¿Y el Partido Liberal, y los frenteguasistas?
El trabajo está mudando de formato, las empresas se transforman, la revolución digital se aceleró con el COVID y entre las mipymes que cayeron en dominó y los que llegan buscando su primer empleo, el mundo del trabajo y la inversión se está tornando desconocido. ¿Tienen todos una idea de lo que se les vendrá encima cuando la gente salga a exigir masivamente trabajo y oportunidades?
Hace un siglo, el filósofo y ensayista José Ortega y Gasset decía a los argentinos, enredados en pleitos para él inentendibles. “Mi prédica les grita: ¡Argentinos, a las cosas, a las cosas! Déjense de cuestiones previas personales, de suspicacias, de narcisismos. Ocúpense de ellas directamente y sin más”. Está claro que los argentinos no escucharon al madrileño.
¿Lo haremos nosotros? ¿Iremos a las cosas de una maldita vez?