La lucha contra la Covid-19 entra en su etapa más complicada y delicada en el país. A la cantidad de personas muertas diariamente se suman algunos presagios para nada optimistas, las que vienen desde Estados Unidos y que hablan que podríamos tener a diciembre en los números actuales 4.000 de excesos y que el pico más alto se dará el 11 de septiembre, fecha aniversario del Partido Colorado. Las circunstancias se agravan aún más cuando vemos en que forma estamos preparados para una circunstancia de ese tipo, agotados en términos económicos, agotados en términos de paciencia, desbordados por la falta de sensibilidad y de empatía del gobierno. Vamos a colisionar frente a una mole de hielo que puede hacer naufragar nuestro Titanic al interior. Los capitanes en el puente de mando siguen hablando de cosas que son intrascendentes o están actuando como si nada hubiera pasado al interior del barco. La orquesta sigue tocando. Mientras tanto, ya hay muchos náufragos económicos y hay otros que se sumarán si es que los presagios negativos se llegan a cumplir.
El país no ha tenido el gobierno a la altura de las circunstancias. No hemos tenido gente al frente del gobierno que nos dijera la verdad y que hablara con ese elemento y trabajara para preparar las condiciones éticas, morales, físicas y de contingencia ante una realidad que puede terminar por hundirnos a todos.
