Con todo lo que ocurre en este país y en el planeta, es imposible para muchos el no
preguntarse si es posible vivir en otra realidad, una donde exista la transparencia por
parte del estado, un mundo donde las enfermedades son curadas o tratadas sin
complicaciones, una sociedad donde el verdadero arte no corra riesgo de sufrir
censura. Es entonces que se habla sobre el concepto de la utopía.
La idea de alcanzar la utopía logro obsesionar a filósofos, políticos y empresarios a lo
largo del tiempo. Se refiere a establecer una sociedad sin caos en la que los individuos
viven armónicamente sin desigualdades. La utopía representa a un mundo
básicamente feliz, en donde la mayoría de los conflictos están solucionados y existe
un orden que no molesta o hace daño a nadie.
Un primer paso para desarrollarla es entender el hecho de que no es un destino
estático sino mas bien se trata de un proceso constante de mejoras o reformas. Un
compromiso de nivel colectivo, una suerte de contrato social donde todos se pongan
como objetivo lograr la paz o alguna otra prioridad como la libertad o la justicia. Se
puede entender entonces que la utopía no es un sitio, sino un estado de animo y de
relacionarnos con otros.
La educación cívica y la ética son fundamentales para acercarse a la utopía y es un
proceso a largo plazo. Se requiere educar a las nuevas y futuras generaciones en
valores como el respeto y la solidaridad, también educar en responsabilidades como la
ambiental y económica. Con todo el desarrollo tecnológico de hoy, se debe buscar
como esos frutos de los avances industriales, puedan servirnos para facilitar el camino
y desarrollo utópico.
No se trata si la utopía es o no un sueño imposible, es una meta realizable que
requiere de un trabajo en equipo de gran escala, a nivel mundial. Diversas
superpotencias pasadas han intentado crearla a su imagen y semejanza, y fallaron
masivamente. Uno puede culpar a distintas ideologías, pero es justamente esa
insatisfacción debido a la pobreza e injusticia lo que sigue de cierta forma, creando
una necesidad de esperanza que sigue siendo atractiva para diversos grupos
intelectuales, empresariales y políticos.

Licenciado en ciencias politicas (UNA), editor, comunicador, productor y editor de contenido creativo para medios de comunicacion e intereses particulares