Optimismo e imprudencia se combinan ante el hartazgo de los encierros
En Dinamarca comienzan a arrepentirse de haber levantado la cortina tan drásticamente.
Dos semanas atrás, la pequeña y coqueta tierra de la Sirenita de los cuentos de Andersen decidió mandar al archivo todos los protocolos anti COVID19 y volver a la normalidad prepandemica. El resultado fue inmediato e inquietante. Después de alcanzar un pico de 50.000 contagios el 27 de enero, las autoridades sanitarias decidieron retornar a la vida normal pero apenas dos semanas después de caer verticalmente el numero de casos, la curva dio un respingo y volvió a rozar los 45.000 infectados diarios. No obstante, esto no hizo perder la calma al Gobierno que por el momento rechaza la idea de una cuarta dosis y tampoco someterá a los menores de 18 años a una dosis de refuerzo. Sus argumentos son “la alta inmunización de la población, la menor peligrosidad de la variante Omicron y la estacionalidad (invernal)” según reporta el medio Antena3 desde Copenhague. Eso sí, las autoridades sanitarias tienen listas vacunas para personas con dolencias graves y especialmente vulnerables, mientras los adultos mayores de 85 años están adecuadamente cubiertos con las tres dosis.
En Francia el panorama varía un tanto respecto a Dinamarca. Luego de alcanzar un pico de 104.000 casos durante la ultima semana de enero, la curva de contagios empezó a caer drásticamente a 23.000 el 14 de febrero. Lejos de la euforia vikinga, los galos levantarán el uso de barbijo en lugares públicos el 28 próximo, siempre que para su ingreso se exija pasaporte sanitario. El protocolo en las escuelas también se alivianará.
Italia mantiene su esquema de control de turistas extranjeros. El país, que en la prepandemia recibía unos 60 millones de turistas al año, está dividido en cuatro zonas sanitarias: blanca, amarilla, naranja y roja, cada una con sus protocolos y sus restricciones. Como Francia, Italia logró hacer caer el numero de contagios de 200.000 el 14 de enero a 28.000 el 14 de febrero.
Pese a la ansiedad por ver la luz al final del túnel, cada país enfoca su política sanitaria según leales saberes y entenderes.
En dos meses, los europeos estarán en primavera y nosotros en otoño. Cuestión de ver, comparar y no repetir errores tomando en cuenta los rápidos reajustes de conductas en el viejo mundo.
Ni la histeria ni la euforia ayudan. Sí la prudencia.