El estudio del Presupuesto es un buen ejercicio retórico acerca de dónde colocan nuestros políticos los elementos de interés ciudadano en su agenda, dónde distribuyen los recursos de todos para tener una mejor educación o una mejor salud.
Estos temas vuelven a ser punto de debate en el Presupuesto para el 2022. Han habido recortes en la cuestión educativa, especialmente en los programas de becas y de formación de maestros del fondo denominado “de la excelencia”.
Esos fondos vienen recortados de diputados y ahora los senadores dicen que van a revertir dichos recortes.
También hay problemas con la cuestión de dinero para los médicos; el personal de blanco que ha venido haciendo huelgas durante todo este año requiere mayorcantidad de recursos. Algunos creen que esa plata debe salir del propio cuero de la función pública, donde tendría que hacerse una gran reforma, un gran recorte de salarios , un estudio pormenorizado de los viáticos que cobran nuestros burócratas cuando salen de sus oficinas, y también -¿por qué no?- en una cuestión que aplique impuestos a sectores que se resisten con un fuerte lobby, como el caso de los tabacaleros.
Con sólo duplicar el impuesto al tabaco, que sería todavía menos de la mitad de lo que paga la región, tendríamos todo resuelto para la educación y la salud al menos en los reclamos actuales, pero para todo eso tiene que haber voluntad y deseos de hacer realmente un cambio trascendente. De lo contrario, es desvestir un santo para vestir otro, con lo cual, las necesidades del país siguen siendo las mismas con la diferencia que parcialmente algunos fondos son repuestos para un determinado sector y perjudicados otros y así, el país no puede avanzar.