lunes, noviembre 25, 2024
29.6 C
Asunción
InicioEditorialObeso e ineficaz

Obeso e ineficaz

Categoría

Fecha

El Estado liviano y eficiente que imaginamos sigue siendo un sueño

Tal como lo reclama el Presidente del Club de Ejecutivos, siempre hemos sostenido que hace falta una reconversión de la administración pública, proceso durante el cual del Estado debe liberarse de la obesidad mórbida que lo agobia. Es un clásico, dentro de la demanda de una administración eficiente: recortar gastos corrientes y mejorar los gastos de capital, en especial aquellos destinados a generar infraestructura y obras efectivamente demandadas por el país.

Pero es difícil que el Estado pueda llegar a esos estrados de mayor liviandad presupuestaria si sigue manteniendo 9 empresas estatales y sociedades anónimas metirosas que pagan sueldos a más de 13.100 empleados y obreros, en no pocos casos, pesando directamente sobre las arcas públicas por administraciones ineficientes con ingresos, muchas veces, inexistentes.

La procesión de insostenibles comienza con ANDE, tal vez la empresa con mayor potencial de desarrollo y autosuficiencia dado el rubro clave que maneja, la energía eléctrica. Sus 4.230 funcionarios pesan con una planilla salarial descomunal, mientras la empresa se ve en dificultades para mantener niveles de inversión dado lo limitado de su patrimonio. El monopolio eléctrico es el único que se ha salvado, hasta ahora, de entrar al proceso de privatización o conversión que acabó con una línea aérea y una flota mercante y que dejó por el camino a unos hibridos insostenibles. Entre estos últimos se destacan Petropar (760 empleados), Industria del Cemento (1.050), ESSAP (1.540), ACEPAR (500) y CAPASA (193). Son empresas que jamás lograron captar capital externo suficiente para emprender etapas de mayor eficiencia en producción de bienes y servicios. COPACO (3.400 funcionarios) es un ejemplo de empresa que trabaja un negocio de enorme suceso en manos privadas pero que en manos estatales es un rotundo fracaso.

Estas nueve empresas son la radiografía de un Estado copado por administraciones ineptas que drenan recursos públicos sin cumplir acabadamente con sus fines.

Una manera de reconvertir el Estado es reformar o eliminar entidades públicas de fachada cuyo fin principal consiste en pagar sueldos a operadores políticos y alimentar los equipos de campaña electoral del partido de gobierno, cualquiera sea su signo.

En esa misión, todo los gobiernos que lo intentaron a partir de 1989, fallaron, en democrática ineficiencia.

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.