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Nuevos confines

La inteligencia artificial ya no es solo algo de lo que vendrá ni de un futuro cercano, es una realidad que ya dependemos de máquinas que nos despiertan y recuerdan nuestra agenda del día, los cumpleaños del día y otros datos que olvidamos con frecuencia.

Además,  estas herramientas nos sirven para ponernos en contacto con familia, amigos o compañeros de trabajo, estudio o cualquier proyecto que requiera inteligencia real que puede ser ayudada por la virtual. Así y todo existen personas que no confían mucho en dejar toda la responsabilidad humana en manos de herramientas hechas para ser controladas por el ser humano.

Lo que habría que considerar

La especialista en robótica del MIT, Daniela Rus ha hecho un artículo titulado “el ascenso de los robots, ¿estás listo?” donde explica por qué necesitamos colaborar en lugar de competir con la inteligencia artificial. en el mismo menciona 3 áreas en las que la inteligencia artificial ya está mejorando nuestras vidas que son;

  1.  en el diagnóstico, monitoreo y tratamiento de enfermedades

  2.  recopilación de datos que te ayudan a llegar a un lugar o a conocer lo que los clientes de un determinado mercado necesitan

  3. se está dando una ruptura de barreras idiomáticas al permitirte hacer traducciones automáticas o que ayuda a hacer entender mensajes de una latitud a otra con sencillez 

Incluso resalta que la ia “no es perfecta”, “la herramienta no está al nivel de hacer cosas por ti o de tomar decisiones por ti”.

Afirma que “la podemos usar como una especie de asistente al que le planteamos tareas, como estudiar minuciosamente grandes cantidades de datos, y luego la herramienta nos hace sugerencias”, pero “somos nosotros, las personas”, quienes decidimos qué hacer. que no deja de ser nuestra responsabilidad los resultados alcanzados por la tecnología siempre dirigidas por una mente humana detrás de la misma.

De ahí la importancia de que la ia, como cualquier otro sistema, sea constantemente monitoreado para verificar lo que hace. para evitar problemas que puedan dañar el ritmo o desarrollo de un trabajo dejando que la máquina lo resuelva. La IA presenta importantes riesgos en su uso que son:  accidentes, malos usos y carreras de armas.

Así y todo la misma ya tiene su espacio en el que actúa bien y es usada con frecuencia, estos espacios son:

  • asistentes personales virtuales.

  • finanzas. 

  • educación. 

  • comerciales. 

  • climáticos.

  • agrícolas. 

  • logística y transporte.

  • sanidad.

que pueden servir y funcionar bien estos campos más no deja de producir miedo en otros cómo;

  • Pueden producir resultados manipulados

  • Se da una pérdida de trabajo desde el momento en que confiamos responsabilidades humanas a un dispositivo

  • Supone una falta de seguridad:  la IA puede vulnerar la ciberseguridad.

  • Superación de máquinas: Existe un temor poco fundado que dice que las máquinas podrían adquirir sentimientos y terminar por desplazar completamente a los humanos.

  • Y lo que preocupa a muchos es la privacidad: la privacidad será vulnerada por la IA a tal grado que no habrá espacio sin vista en el orbe.

Sin temores pero con aprehensiones

“La gente no debería tenerle miedo a la IA”, plantea Van der Schaar. En cambio -dice- debería encararla y utilizarla para mejorar sus vidas. Que a su vez si comparamos es el mal uso del fuego o metal para destruir o causar dolor en algunas vidas a las  que pueden servir el calor de ese fuego o el utensilio hecho en base al metal para comer o crear algo que necesite para vivir mejor en un planeta donde las siglas IA pueden servir para bien o mal de acuerdo al uso y fines que tengan por el primer y último responsable de la misma que somos nosotros.

Según la investigadora; “Cuanta más gente participe en la IA, más se democratiza, más puede florecer (…) Es solo una herramienta y debemos enfocarnos en usarla para bien para que nos sirva y ayude para mejorar lo que esté fuera de nuestras posibilidades”. 

Esta tecnología consiste en una inteligencia creada por el ser humano que no está viva, no es natural. Pero como buena inteligencia aprende, mejora y se vale por sí misma en según qué campos aprendiendo de nosotros. Igual que los humanos. Que nos toca educarla bien para que responda bien a nuestra demanda.

Y no dejar que tome todo el control de nuestras tareas abriendo el closet de los datos que exhibimos sin presión en nuestras redes sociales que se están convirtiendo en paneles de exhibición pública de vidas privadas sin tener la exigencia o demanda de alguien o algo peligroso que atente contra nuestra salud o vida.

Todo se  puede mejorar si no dejamos que una pantalla nos controle o tomamos las riendas de este caballo para guiarlo y hacer que trabaje bien para lo que fue educado. Que en este tramo de comparaciones la IA es cómo el animal que usamos para que nos transporte o lleve equipos o productos particulares a un lugar sin que los destruya o nos haga daño de forma intencional.

Así mismo ponemos nuestra información para que sirva para que una red promocione bien lo que queremos exponer de nuestro trabajo, más exige a su vez mucha conciencia y premeditación para evitar que esa acción nos vuelva de mala forma.

Rus reconoce que la comunidad de investigadores “no entiende todos los aspectos de la tecnología, pero está trabajando muy duro para llegar a una comprensión más profunda y para conocer sus potenciales usos y obstáculos”. Que también existen porque toda creación humana no es perfecta y puede terminar perjudicandonos en vez de servirnos para buenos propósitos de acuerdo a los fines que tengamos.

Ya se están dando   barreras de protección, para “prevenir lo que podría salir mal con la IA”, como el tipo de desinformación de la que muchos expertos alertan vehementemente. “Esa amenaza es extraordinaria y me preocupa mucho”. Retos en el camino de la llamada inteligencia artificial en casi todos los campos.

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