Solo incertidumbres nos trajo este año que se despide el coronavirus, no solo en lo económico, sino en lo social y porque no hasta en lo cultural.
Nuevas formas de relacionamientos y hasta de conductas se establecieron con el distanciamiento social que ha generado esto en la dinámica social que trajo consigo obligatoriamente un nuevo orden social, modificando a fuerza el régimen jurídico de todos los sistemas normativos del mundo, y por supuesto, incluyendo el nuestro.
Un futuro incierto donde las acuerdos entre estados y las constituciones de los mismos podría ser literatura de fantasía ante las necesidades al interior de los propios países que hace un mes vivía la globalización en su máxima expresión y no nos dábamos cuenta de señales como los discursos y el muro de Trump, el Brexit de los Ingleses y el espectador silencioso Ruso al conflicto Chino – Americano que la pandemia terminó por enterrar. Como decía Hamlet… “Algo huele a podrido en Dinamarca”… y no nos dábamos cuenta o no queríamos darnos cuenta.
Como ejemplos nos pueden dar una idea de que los tratos y acuerdos van a ser modificados según las nuevas necesidades que nos esta demandando esta pandemia, porque como la vida misma, el derecho es real, dinámico y debe estar acorde a las nuevas circunstancias.
El estado nos sigue pidiendo que nos quedemos en nuestras casas para preservarnos del mal que se ha cobrado miles de vidas, pero sigue sin proveer todos los recursos y mecanismos para que los habitantes de un territorio puedan obedecer, acatar y cumplir la orden. Si no se les brinda esto, ¿Qué puede hacer el individuo para subsistir?, yo dejo que usted responda.
Es tiempo de empezar a pensar, ya no en el pasado, sino en lo que debemos de ocuparnos entre todos de construir. El nuevo contrato social debe empezar a escribirse después de esta semana santa y lo debemos hacer TODOS, porque este estado y los anteriores nos han fallado.
Se nos acaba el tiempo. Nos urgen hombres y mujeres para construir una Nueva Republica, antes que un «mesías» aparezca con su cinto.