Según un informe de la OIT , tanto los trabajadores como los empleadores reconocen cada vez más que dentro del ámbito laboral se suma la violencia psicológica que incluye: el amedrentamiento, intimidación y hostigamiento llamado ¨moobing¨. Este informe fue presentado para que sirva como aporte de información y análisis que permitan a ¨las autoridades de los organismos estatales y a los directivos de empresas¨ a promover políticas como una iniciativa de impulsar campañas que ayuden a repudiar y erradicar la violencia laboral. Bien sabemos que a raíz de este flagelo existen secuelas de víctimas que caen en el estrés profesional, dificultades en el rendimiento, crisis psicológica, que lo trasladan al hogar, y a su entorno.
Cuando una compañera o un compañero de trabajo nos manifiesta en confianza la situación de violencia laboral por parte de su superior jerárquico, y observamos el ensañamiento, agresiones verbales, desaprobaciones, hostigamiento, hasta maltratos con la intención de perjudicar a su subordinado/a; ¿Cómo ayudamos a la víctima?, cuando vemos que, y somos testigos de que existe violencia laboral, ¿nos callamos?, ¿hacemos la vista gorda?, ¿nos mantenemos al margen para no ser perjudicados/as?
Se hace presente la actitud de indiferencia, mientras observamos el comportamiento prepotente con conductas inadecuadas de la persona que ocupa el alto cargo jerárquico; lo callamos, soportamos, mientras tanto estamos aprobando esa situación, todo por mantener el trabajo, y por temor a represalias.
Cuantos casos de denuncias en instituciones, cuando la víctima se anima denunciar internamente, acude a la dirección de Talento Humano o Asesoría Jurídica, cuando la persona denunciada pertenece a un alto nivel jerárquico, asustados todos, se vuelven cómplices, encubridores que finalmente se cajonea la denuncia, y los involucrados en recepcionar la denuncia, para ganarse algún premio, informa a su superior, justamente a¨ la persona denunciada por violencia laboral¨. Hago visible en ciertas situaciones, la gravedad del caso.
La indiferencia, la falta de empatía y de solidaridad, con el pensamiento: ¨mientras no me toquen a mi ¨, estamos acostumbrados/as a aprobar, aceptar que continúen estos tipos de casos, lo sabemos, somos conscientes, pero dejamos pasar como si nada. Tan grave se vuelve esta problemática porque seguimos permitiendo que ocurra.
Toda una metodología de una importante organización como es la OIT en el mundo, y que las autoridades, como representantes a nivel institucional, puedan ejecutarla en políticas, protocolos; sin embargo, en algunos casos, son ellas mismas las que hacen uso y abuso de poder para proceder con conductas agresivas con sus subordinados/as.
La grave recesión económica, la inseguridad laboral, la aspiración a ocupar cargos hacen que no tengamos la empatía, la solidaridad con estos casos de víctimas en estado de vulnerabilidad, por lo que pesa y aumenta la posibilidad de que estos acosadores laborales se aprovechen con la necesidad de la gente.
Nuestro compromiso: involucrarnos, protestar, rechazar, repudiar enérgicamente, y no permitir que estos brotes de acoso sigan creciendo. ¡No al maltrato ni más persecución laboral!
¨Hoy le toca a tu compañero/a, mañana te podría tocar a ti¨.