Una gran oleada de incertidumbre caló con fuerza en las personas que asistieron el domingo a la fiesta denominada “Ja’umina”, en San Bernardino, pues disparos efectuados fueron protagonistas de una noche teñida de sangre en un evento que solo prometía distensión y entretenimiento.
Ante la histeria generalizada, las personas se agolparon para salir lo antes posible del evento y buscar algún tipo de refugio o contención. Sin embargo, la fragilidad institucional fue la cereza del pastel del domingo de tragedias, pues ninguna persona pudo acceder de manera directa y acompañada ante una figura de autoridad o servicio de seguridad.
“A través de esto, podemos observar una total carencia en torno a la infraestructura suficiente para la demanda generada en torno a la asistencia de personas en eventos como el desarrollado el fin de semana”, dijo Miguel Ángel Gaspar, experto en ciberseguridad y director de Paraguay Ciberseguro y Ciberpadres Latinoamérica.
Miguel Ángel Gaspar
Para Gaspar San Bernardino se resume en un lugar para vacacionar que devuelve ebrios al volante porque al llegar al lugar no hay un solo inspector de tránsito o Policía Nacional, demostrando cómo nadie se encuentra lo suficientemente preparado para atender eventos masivos.
“Lo único que se hace es vender lugares para tomar alcohol o divertirse, mientras no se observan siquiera espacios para los bomberos u hospitales, pues nada está previsto para su funcionamiento a la hora de presentarse una contingencia como la llevada a cabo el domingo”, determinó.
No había suficiente espacio para entrar o salir del lugar, generando pánico y crisis en las personas por el movimiento completamente pausado debido a la gran cantidad de personas. Esto sin mencionar las propias falencias de las autoridades, teniendo en cuenta que la Policía Caminera llegó mucho tiempo después del trágico suceso.
“Todo lo que hacemos está preparado para que colapse y por ello no hay hospitales que puedan contener situaciones similares, obligando a las personas a acudir a la contención en otras zonas; este tipo de cosas las venimos denunciando hace tiempo por el nivel de infraestructura”, puntualizó el especialista.
RESPONSABILIDAD DESLIGADA
Para el especialista en ciberseguridad falta el carácter político del Estado, más aún teniendo en cuenta que los policías buscan desligarse de cualquier tipo de responsabilidad al decir que no pueden garantizar la seguridad de las personas en eventos privados por tratarse de ese tipo de organizaciones.
“Hay una definición del Estado que afirma su concepto como un conjunto de mecanismos que permite y tiene el monopolio de la fuerza pública. Entonces, si yo soy Estado y observo un evento en el cual convocarán el 80% de aforo, pero asiste más del 100% de aforo, debo controlar la situación, no importa qué”, aseveró Gaspar.
CASO GENERALIZADO
El experto en ciberseguridad afirmó que ni la Fiscalía y la Policía tienen los pantalones para controlar el nivel de seguridad de sus ciudadanos en eventos como el desarrollado el domingo, pero esto no consiste en una realidad desarrollada únicamente en San Bernardino, pues el Centro es un ejemplo claro del nivel de dejadez institucional.
“La Policía Nacional está haciendo brazos caídos hace años y la Secretaría Nacional de Inteligencia es un chiste que está solamente para molestar a quienes hablan mal de ellos. Así estamos, la fuerza pública no funciona”, expresó Gaspar.
Como no todo está envuelto de experiencias negativas, el especialista resaltó la buena experiencia vivida en Encarnación, con su ordenamiento, limpieza y responsable distribución de funciones entre sus autoridades, brindando así la posibilidad de recurrir a cualquiera de ellas en búsqueda de contención.
“En lugares como Asunción, Sanber y otras zonas del interior prevalece la ley del ‘sálvense quien pueda’ y hay una dejadez que se va notando cada día más y quienes estamos en el mundo de la seguridad cibernética lo vemos aún peor”, concluyó el experto.
