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Narcopolítica, realidad lacerante

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Una pandemia letal que estamos naturalizando

Narcopolítica, narcoestado, narcogobierno. Hasta el momento, la RAE ha aceptado la primera definiéndola como “actividad política en que las instituciones del Estado están muy influidas por el narcotráfico”. Se podría decir, por otro lado, que narcoestado y narcogobierno son hijos putativos de la narcopolítica algo comprobable a diario y que se ha metido en todos los rincones de la función pública, de la actividad privada, de los organismos de cooperación y en general de la sociedad en su conjunto.

El mundo narco cuenta con muchos factores como aliados de su penetración. Quizá el primero sea la natural tendencia del ser humano a experimentar una movilidad social ascendente, ir de peor a mejor y alcanzar ese indefinible pero aspiracional estatus de poder económico y figuración social. La mayoría persigue ese objetivo por las buenas, impulsado por un razonable conjunto de valores y principios de convivencia. Pero otros optan por el atajo fácil, rompiendo todo convencionalismo y embarcándose en un veloz raid de enriquecimiento a cualquier costo. Esta es la base con la que cuentan los señores del narcotráfico porque su poder de diseminación y corrupción es enorme.

El narco sabe exactamente donde capturar la complicidad de enclaves estratégicos dentro de la justicia y de su brazo armado, la policía.

El narco no puede funcionar con comodidad sin aduanas ciegas, sordas y mudas que jamás ven la droga camouflada en cargamentos de cualquier cosa, desde placas de madera hasta potes de crema de belleza.

El narco la tiene fácil cuando puertos, aeropuertos y migraciones caen en manos de funcionarios venales dispuestos a hacer “para su extra” a cualquier costo. Ocurre todo el tiempo.

Y el caldo se pone espeso cuando el narco se instala a sus anchas en la política y compra -literalmente- bancas en el Congreso. Para llegar allí ha colonizado antes los partidos políticos y se ha mimetizado en corrientes internas promovidas por movimientos sociales previos encargados de agitar el ambiente y crear escenarios propicios.
La frutilla de la torta viene con la conversión de grandes fortunas generadas por el narcotráfico en fachadas de empresarios de éxito y relumbre público.

Estado penetrado, justicia colonizada, organismos de prevención y represión cooptados.

Narcopolítica, narcoestado, narcogobierno. Es la realidad con la que se nos está obligando a convivir diariamente.

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.
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