La muerte es la cesación o término de la vida de cualquier ser vivo, es algo natural pero difícil de entender para quienes quedamos con vida en este planeta, que debemos estar agradecidos siempre de poder ver, escuchar, respirar, movernos, pensar y hacer todo lo básico para continuar el viaje de la vida que nunca será igual sin ella, él o lo que haya dejado de existir, por eso debemos aprender a adaptarnos mental y emocionalmente a que no existan.
Todos algún día partiremos a la otra dimensión, que sigue siendo desconocida, por eso hay que seguir y poner en práctica el consejo que doy al mundo que es; “¡atención y cuidado!” en todo lugar, momento y con quien sea que aunque sepamos que dejaran de existir merecen respeto, atención y apoyo porque somos humanos vulnerables, imperfectos y frágiles a lo que y quienes sea. Que siempre existen cómo los compañeros del trabajo, estudios, parientes y de donde frecuentemos.
Personas que forman parte del grupo; seres queridos y por el poder que tienen los sentimientos en la mente tendemos a pensar mucho en ellos, cómo preocuparnos por sus vidas que no sirve de nada que digamos cuando fallezcan; “la vida es un pestañeo”, que aunque sea cierto, lo único que vale es lo que hagamos, digamos, creemos y demos en la vida para/por nosotros y el otro cuando existimos que será hasta que la “parca” nos lleve. En la mitología representa a la deidad de la muerte, está representado por un esqueleto humano cubierto con una túnica negra y empuñando una guadaña, su herramienta para despedir a quien se muera o esté en proceso de morir. Años atrás me accidenté y sobreviví del percance, aquel tiempo de terapia intensiva fue muy difícil por cómo me tocó respirar, alimentarme e intentar comunicar lo que existía en mi cabeza.
Vida después de casi la muerte
En esa importante terapia absolutamente todo lo básico es importante, y entre esos elementos básicos está la compañía de seres humanos, afortunadamente siempre estuve con mi familia, mamá, papá, mis hermanos, primos y tíos, que entre lo poco que recuerdo siempre me hablaban y estimulaban los sentidos que felizmente funcionaban, los podía oír, ver y sentir con la cabeza recién abierta para sacar la sangre que podía causar mucho daño a mi vida si seguía ahí. No morí, heme aquí, muchos días, semanas, meses y años después, cómo siempre digo; gracias a Dios y lo que conspiró para estar con vida.
Después de la terapia intensiva me tocaron otras para corregir y recuperar bien las funciones de la cabeza y piernas que se vieron afectadas. Lo que vale en las terapias además de la voluntad es la compañía de otras personas, terapeutas, amigos, familia y cualquiera que se haga de tiempo en su rutina diaria.
Lo que queda registrado en la mente del afectado es el acompañamiento de quien sea, el ser humano que haya estado ahí es el que puede lograr lo que sea difícil o imposible por la medicina. No puedo esconder que durante la terapia intensiva, pensé mucho en la muerte, cómo era, cómo se sentía, veía y escuchaba, pero al ver, sentir y escuchar a mis progenitores, hermanos , terapeutas y médicos, que fueron mi fuerte ancla en la vida, debía seguir en esta dimensión para y por algo.
Aunque en ese accidente haya perdido a mi novia, a quien solo deseo que descanse en paz porque fue nuna persona con quien estuve y tuve unos meses de noviazgo. En Francia hay 5.000 de voluntarios que acompañan a personas en cuidados paliativos, repartidos en casi 360 asociaciones, que visitan a pacientes al final de su vida. Y duplicar su número es uno de los objetivos de la «Estrategia decenal de desarrollo de los cuidados paliativos», impulsada por el gobierno desde 2024.
Para lograr hacer “más fácil” esa despedida con una cercania que muchas veces salva y en otras acompaña.

Licenciado en ciencias politicas (UNA), editor, comunicador, productor y editor de contenido creativo para medios de comunicacion o intereses particulares
