El ministro francés del Interior, Gérald Darmanin, no dijo la verdad cuando culpó inicialmente a la llegada de muchos aficionados del Liverpool con entradas falsas de los incidentes de la final de la Liga de Campeones.
«Las palabras del ministro del Interior no estuvieron a la altura», afirmó el presidente de la Comisión de Cultura de la cámara baja, Laurent Lafon, en la presentación de un informe de conclusiones junto al presidente de la Comisión Legislativa, François-Noël Buffet.
Buffet insistió en que los argumentos de Darmanin, tanto la noche del 28 de mayo cuando se disputó el partido entre el Real Madrid y el Liverpool, como en los días siguientes, «no se corresponden con la realidad de lo ocurrido».
En esas declaraciones, el ministro insistió de forma repetida en que la supuesta presencia de decenas de millares de aficionados del Liverpool sin entrada produjo un embotellamiento en los alrededores del Estadio de Francia y degeneraron en altercados.
Sin embargo, los senadores dijeron que no pedirán la dimisión del ministro del Interior, ya que no tienen competencias para ello, pero insistieron en que el presidente, Emmanuel Macron, o su primera ministra, Élisabeth Borne, tienen que pronunciarse sobre el análisis que hacen de los hechos y las posibles consecuencias políticas.
En el informe, adoptado por unanimidad por las dos comisiones del Senado, se apunta a que los problemas de orden público se debieron a un «serie de fallos» en «todas las etapas» de la organización y ejecución de los preparativos así como a la falta de coordinación.
La insuficiencia de efectivos policiales para prevenir y reprimir a los delincuentes comunes fue uno de los grandes fallos, igual que la gestión de los flujos de aficionados del Real Madrid y del Liverpool desde las estaciones de trenes de cercanías hasta el Estadio de Francia.
Al presentar las conclusiones de la investigación, Laurent Lafon, señaló a una cadena de «fallos», entre los que destacó también la falta de una «auténtica coordinación» entre distintas autoridades y servicios.
«Cada cual se ocupaba de lo suyo» por lo que «nadie se hacía responsable», recalcó. EFE