Ykua Bolaños, quemazones en la reservas forestales, accidentes de tránsitos, incendios de basuras que terminan en tragedias, ayudar a personas que necesitan que se le pode un árbol o rescatar un animal, estas y muchas cosas más hacen los “Voluntarios” Bomberos que cualquiera sea su color, dedican horas, esfuerzo y en la mayoría de los casos recursos propios para solventar sus propios equipos, ayudar a dotar de recursos a sus cuarteles o lo que es peor, juntar monedas para incluso poder cenar, cuando las horas en los semáforos retornaron las miserables alcancías con algunas monedas para comprar medio kilo de harina para alimentarse con algunas insípidas tortillas para aguantar las largas noches de guardias impagas.
Ayer los voluntarios celebraron su día luchando contra los incendios forestales en distintos puntos del país con todas las limitaciones para realizar el servicio. Limitaciones que se reflejaron en campañas de todos los grupos sociales que en iniciativas que surgieron espontáneamente, entre grupos de amigos, equipos de trabajo, grandes y pequeñas empresas, organizaciones sociales, artistas y hasta personas que se apostaron en las calles para juntar monedas con las ya conocidas alcancías que solo nos recuerda cuán desprotegidos están estos verdaderos “servidores públicos” que dedican tiempo que podrían hacerlo para sus familias o ellos mismos a voluntariamente esforzarse porque las tragedias, accidentes y desastres sean contenidos y en muchos de los casos hasta prevenidos si cuentan, a veces, con los recursos porque recibieron una donación extranjera o privada, o algún órgano del estado para las fotos, les dan algún aliciente para quedar bien con su conciencia.
Los bomberos tuvieron liderazgos de dignidad, responsabilidad y respeto propio, cuando por ejemplo bajo la presidencia del comandante Juan Carlos Velázquez Benítez se prohibió la salida con alcancías, se abrieron la mayor cantidad de sedes de los bomberos de amarillo en todo el país y se combatió la defensa de la democracia en aquel marzo paraguayo donde los mismos fueron una de las murallas que asistieron a los jóvenes en aquel momento histórico. Lastimosamente los líderes que lo sucedieron no estuvieron a la altura y muchos voluntarios volvieron a las calles con la lata en mano a mendigar para la cena, el combustible o algún casco usado.
Es hora de sentarnos a hablar sobre cosas importantes como profesionalizar estas asistencias y dotar de presupuestos para que cuando necesitemos de ellos tenga todas las herramientas para combatir cualquier siniestro, protegidos en todos los niveles, debemos apoyar la vocación y reclamar con ellos lo que es justo. Es hora de limpiar los cuadros de corrupción, pedir lo que les corresponde y sentirse satisfechos por cada tarea bien hecha.
Es justicia.
