Ayer se recordaba un aniversario más del famoso 3 de noviembre, Onomástico del Ex Dictador Alfredo Stroessner, que durante mucho tiempo se celebró con mucho ruido de fuegos artificiales, siguiendo un manual de instrucción, que caracterizaba, no solo un tiempo de obscuridad y servilismo, sino un tiempo donde nada era posible conocer. Por suerte anoche no sonaron ya muchas bombas y ya la ciudadanía maneja otro manual de instrucciones en favor de la transparencia y el estado de derecho.
Tantos años en el Paraguay hemos vivido en el más cruel y criminal oscurantismo de conocer los manejos de la cosa pública donde hasta hace poco los administradores de turno seguían manejando sus instituciones como una empresa privada, pero un día, después de largos años de caminar en democracia, nos dieron una herramienta tan poderosa como la ley de acceso a la información pública. Lo que se debería impulsar son los ejemplos para que se tome conciencia que debemos poner en practica nuestro rol de ciudadanos y usar la norma para beneficio no solo particular, sino de un mejor país, rescatando a las instituciones de la república.
Existen ciudadanos que han entendido la importancia, mucho antes que existiera una ley y han ejercido su derecho de ciudadanos ayudando de esta forma para hoy contemos con esta herramienta de transparencia gubernamental como el caso de Daniel Vargas Telles en San Lorenzo y Félix Picco en Lambaré. Esos esfuerzos han hecho que otros ciudadanos e incluso organizaciones de la sociedad civil se animen a usar la herramienta y darle un correcto uso para que logre el cometido, instituciones más transparentes y confiables.
Lo oscuro seguirá así, si no nos animamos a abrir las puertas y ventanas y dejar que la luz entre para evitar situaciones como el ejemplo mencionado anteriormente e incluso prevenir que se repitan. Es hora de despertar la curiosidad y cumplir el rol que nos corresponde desde nuestro municipio o gobierno central para que lo público sea público y al final beneficie a todos.