Dos emblemáticos casos argentinos nos llevan a una nueva era en la justicia
El caso estremeció a todo un país y se diseminó al continente a través de las redes sociales. Ocurrió en la ciudad argentina de Santa Rosa, capital de la provincia de La Pampa. Allí, un niño de no mas de seis años fue sometido a un rosario de malos tratos por parte de su madre y su pareja lesbiana. Como consecuencia de tales torturas, el niño murió, poniendo en pie de guerra a toda una ciudad. El caso revistió idéntica intensidad de violencia al de Fernando Báez Sosa, un joven de ascendencia paraguaya asesinado a puntapiés y trompadas a la salida de un boliche en la veraniega ciudad de Villa Gesell, cercana a Mar del Plata. En ambos casos la justicia argentina actuó con diversos grados de celeridad pero con idéntico profesionalismo en la reunión de pruebas materiales y testimonios incriminatorios. Para ambos casos, tanto la querella como la fiscalía pidieron cadena perpetua para los responsables.
Estos dos episodios están marcados por un mismo medioambiente social de alto voltaje, es decir, una ciudadanía con un bajísimo umbral de tolerancia para con los crimens de odio, violencia y abuso hacia el débil y el indefenso. Tanto el juicio a los rugbiers que asesinaron a Fernando como el que se ocupó de procesar a la madre filicida y su pareja igualitaria tuvieron una férrea guardia ciudadana que no cesó un instante de exigir justicia. Más aún. Le pusieron una vara muy alta a los jueces al decir «Sin cadena perpetua no hay justicia».
La tradición dice que los magistrados que habrán de juzgar y decidir el destino de un procesado deben trabajar libres de presiones, bajo aislamiento severo a fin de evitar contaminaciones de ningún tipo, desde amenazas personales hasta intentos de compra de conciencias. Pero está cada vez más claro que la ciudadanía ya no confía en secretismos, aislamientos o en juicios rodeados de misterio y blindados contra la prensa y la opinión pública.
Un punto de inflexión en Argentina se dio hacia finales de 2022 con el proceso abierto a la expresidenta -hoy vicepresidenta- Cristina Fernández por los cargos de asociación ilícita y administración fraudulenta en perjuicio de la administración pública. Todo el juicio fue emitido por televisión -canal oficial de la Corte Suprema- así como los alegatos finales y la lectura de la sentencia.
Los casos de Fernando Baez y Lucio Dupuy parecen otros tantos clavos en el ataud del secretismo en los juicios. Hoy se exige mucha luz y, sobre todo, justicia.
RESUMEN
Los casos judiciales más emblemáticos de Argentina, los de Fernando Báez y Lucio Dupuy, parecen otros tantos clavos en el ataúd del secretismo en los juicios. Hoy se exige mucha luz y, sobre todo, justicia.