Brasilia, 9 ene (EFE).- El presidente Luiz Inácio Lula da Silva comenzó este lunes con una serie de encuentros de alto nivel en su despacho, el único lugar que se salvó de la depredación realizada el domingo por bolsonaristas radicales que intentaron derrocarlo.
Lula optó por despachar desde su oficina en el Palacio de Planalto para mostrar que los actos violentos de los radicales de la ultraderecha no paralizarán a las instituciones.
El ministro de Comunicación Social, Paulo Pimenta, dijo que Lula optó por despachar en Planalto «para mostrar que el Gobierno está funcionando en absoluta normalidad».
«No vamos a permitir que un grupo minoritario de terroristas, criminales, que desprecian a la democracia y a Brasil, hagan lo que están haciendo, y con eso logren el objetivo de paralizar el funcionamiento de las instituciones», señaló Pimenta.
El líder progresista comenzó el día con un encuentro con los jefes de la Corte Suprema y del Congreso, cuyas instituciones también fueron atacadas por los bolsonaristas el domingo en la tarde, quienes hicieron un llamado para mantener la «serenidad» y «defender la democracia» en paz.
Según el reporte dado por el ministro Pimenta, el despacho presidencial no fue invadido por los radicales de ultraderecha, por estar protegido por vidrios blindados.
Tampoco sufrió destrozo alguno la sala donde Lula sostiene las reuniones ministeriales.
El domingo en la tarde miles de radicales que no reconocen el resultado de las elecciones del pasado 30 de octubre organizaron la invasión de las sedes de los tres poderes para tratar de derrocar al presidente Lula.
En la sede del Supremo Tribunal de Justicia, del Congreso y en el Palacio de Planalto, los radicales causaron cuantiosos daños, destruyeron mobiliario, equipos informáticos y obras de arte colocadas en los despachos.
La Policía dispersó a los manifestantes unas cuatro horas y media después del comienzo del ataque coordinado, por el que hasta el momento han sido arrestadas unas 1.500 personas. EFE
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