La situación del gasoil y especialmente la responsabilidad que tiene el Gobierno en la compra de este derivado del petróleo, está significando problemas no sólo para los transportistas, sino también para el costo de vida de la gente en general.
Mucho del componente que se aplica en el combustible va en impuestos un 38 %, en algunos casos 14 % en el caso del gasoil. También el margen de ganancia de los gasolineros es bastante importante y alto.
Habría que rehacer por completo el sistema de precios para poder entender de qué forma el mismo puede tener un menor impacto sobre la economía en general.
Además de los paros de transporte, las amenazas de que van a incrementarse los pasajes y la mala calidad del servicio que propaga el virus en cantidades industriales, lo nuestro es básicamente que no tenemos la capacidad de poder imponer desde el gobierno los números reales en el tema del costo del combustible, que vuelvo a reiterar, tiene mucho que ver con el deterioro que ha ocurrido también en términos financieros del propio Estado, que requiere dinero para recaudar de donde sea, y una de las fuentes más directas y fáciles es el combustible.
Todo esto tendría que plantearse desde una visión amplia en donde se piense que no solo el Gobierno ha fracasado en el tema de luchar contra la pandemia, sino que lleva empobreciendo generaciones completas por venir.
