Comentario 3×3
Por Benjamín Fernández Bogado
Muchas cuestiones en el país están desorientadas y cuando uno ve la manera cómo han realizado algunas empresas concesionarias de juegos de azar su propio reglamento por sobre lo que implicaba la norma, a través de este mecanismo de traer un porcentaje importante que tendría que ser dedicado a personas que tienen graves dolencias, y que requieren dinero para afrontar esas enfermedades denominadas catastróficas, y que no han recibido ningún dinero porque la empresa de quinielas ha dicho que eso era inconstitucional, el mismo reglamento que ellos habían redactado.
Un caso único en una República donde una ley que pasa por el Congreso y que los sanciona finalmente el Ejecutivo, sin embargo, en su reglamentación, puede ser realizada la tarea de ordenamiento por parte de la empresa que ganó, y esa misma empresa, la de la quiniela, dice “no estoy dispuesto a pagar ningún dinero de los premios que no han sido entregados y por lo tanto voy a ir a un recurso de inconstitucionalidad”.
Pasar en total cinco años sin haber tributado a la Corte Suprema de Justicia, que rechaza su pedido de inconstitucionalidad, y uno se pregunta ante una circunstancia como esta, cómo es que el Estado paraguayo puede seguir calificando como una nación jurídicamente organizada, cómo no existen sanciones a este mecanismo, y cuántas formas de las mismas circunstancias se estarán pasando en otros niveles, en detrimento de personas que requieren esos recursos y que por ley están asignados, o los beneméritos de la Guerra del Chaco que tenían que haber recibido un porcentaje importante y muchos ya murieron sin haber tenido al menos una vejez respetada y asistida, como tendría que haber sido el final de estos héroes y excombatientes de la Guerra del Chaco. Todo vale en materia jurídica nacional y un Estado que tiene muchas características de ser ya fallido en muchas de sus formas.
