Con rimbombancia, los principales medios de comunicación anunciaron ayer la denegación de visa de por vida, por parte de los EEUU, a los corruptos y corruptores Oscar González Daher y Javier Diaz Verón, que son dos de los “Cachitos” de los norteamericanos, que tuvieron, tienen y tendrán voz, si es que los yanquis les hacen hablar.
Así como el mago Nizugan con Cachito, los EEUU son el gran ventrílocuo del saqueo, la corrupción, la tortura, la corrupción y la guerra. Los mayores terroristas, como Stroessner, Videla, Pinochet, o varios agentes internos de ellos, como Posada Carriles, perpetraron sus crímenes guiados por los intereses de los capitales dominantes de ese gran cuan criminal país del norte.
Titiritero y ventrílocuo, EEUU da voz y silencia a sus títeres y muñecos de acuerdo a su conveniencia. Y como con el dinero hace bailar a la compañía de danza de simios que tiene en el empresariado y en los partidos políticos que representan sus intereses, logran que los medios masivos de comunicación no solo escondan su política de crimen y saqueo, sino la maquillen presentando al mencionado país como el ejemplo de la transparencia y la democracia. Y no solo hacen bailar con dinero, también lo hacen con balas, porque el terror que infunden muchas veces obliga a que gente honesta calle la boca respecto a su criminal política.
El martes se cumplieron 71 años de la declaración universal de los Derechos Humanos. En nuestro país, como en la mayoría de los países del mundo, por lo menos desde 1945 a esta parte, los sucesivos gobiernos de los EEUU promovieron, financiaron y tutelaron los procesos de violación a los DDHH, con invasiones militares, bloqueos económicos, o con Golpes de Estado, persiguiendo, encarcelando, torturando y desapareciendo a mujeres y hombres que resolvieron defender su dignidad y combatir en defensa del inalienable derecho a la libertad y a la justicia social.
En nuestro país, así como en el mundo, existen conscientes e inconscientes “Cachitos” de los EEUU, que reproducen su manera de ver y de vivir en el mundo, siendo funcionales a la guerra y la muerte que provoca su delirio y total sumisión al “dios dinero”. Y en este mundo violento e indigno, me viene a la mente y al corazón, la gran poeta comunista paraguaya Carmen Soler, que en una carta iguala la vida a la dignidad, entendiendo que, sin esta, vivimos muertos.