Muchas veces pensamos que el vivir bien es tener todo lo que nos gusta sin hacer nada más, pero nos equivocamos porque para hacer sostenible y sana una vida se requieren dos formas de ser que ayudan mucho: ser limpios y ordenados. El saber exactamente dónde se encuentran nuestros documentos importantes para salir de la casa, dinero y lo que necesitemos tener con nosotros para poder movernos fuera de nuestro hogar.
Sin preocupaciones es fundamental más no todo se limita a eso para cerrar el círculo del buen vivir.
También debemos ser limpios o cuidar nuestra higiene interna y externa, no solo para lucir bien sino sobre todo para estar bien dentro de nuestro cuerpo y así poder continuar en nuestras jornadas sin cavilación.
A la gente que se preocupa en exceso muchas veces por la limpieza se les conoce cómo germofóbico, o seres humanos con miedo a los gérmenes y se las ubica porque están preocupados por la suciedad y toman acción sin importar donde estén para asear el espacio o persona que encuentre sucia.
No debe ser considerado sólo una cuestión particular de culturas o países sino debe ser una actitud humana universal el ser limpios y ordenados para lograr así desarrollar bien nuestras tareas sin inconvenientes en el desarrollo y finalización de las mismas.
Limpios pero no obsesivos
Es fácil notar errores habituales en los servicios que debemos tener bien hechos por carecer de una base de ordenar y limpiar. dos verbos que sí existen en el hábito de todos en todo se llegaría a tener óptimos resultados solo si logramos ser limpios y ordenados.
Y no hay ningún secreto para eso, nacemos siendo limpiados y puestos en un espacio aseado y limpio que continúa y se nos exige continuar así no por capricho paternal sino por la lógica que presenta que el mayor no sabe más por lo que haya aprendido sino por la experiencia que es la mejor universidad en la vida y tiene la edad cómo único certificado de su paso por las aulas del existir.
Una realidad que nos lleva a tomar importancia, respeto, cuidado y atención de las personas mayores de edad que no son viejos inservibles sino seres humanos que conocen mucho más porque han existido y vivido la edad en la que seguimos desordenados y sucios. Ellos generalmente suelen insistir mucho en la limpieza y el orden para los cuales no somos muy adeptos los millennials.
Cando no existe un tiempo momento o lugar para ordenar y limpiar sino sobre todo para pensar y sentirse limpios y ordenados, una actitud que nunca está de más recordar y exigir a nuestro entorno, no por una cuestión de capricho personal sino sobre todo porque significa lo mejor para todos siempre.
El solo hecho de vivir, trabajar, estudiar, cocinar en un lugar limpio y ordenado ya adelanta buenos resultados a lo que hagamos. Lo que nos pone más ligeros de intranquilidad por lo que debemos hacer bien para nosotros y para quienes servimos. Servir es otro verbo que se suma a limpiar y ordenar que es el servir y que es un sinónimo de amar. Amar bien es ser limpios y ordenados para con otros y nosotros mismos. Por eso es bueno ser limpios ordenados y serviciales.