Al inicio de las campañas políticas, se daban a conocer nombres de mujeres de diferentes partidos políticos, que arrasaban en los medios de comunicación proclamándose como “candidatas” para la Presidencia de la República.
Este escenario, no duró por mucho tiempo, debido a que fueron descabalgando “una por una”, dejando la posición para los hombres, y conformándose con la Vicepresidencia entre otros cupos como el Poder Legislativo; muy a pesar de que las expectativas eran animadoras, en que alguna vez una mujer pueda ganar ese puesto, como es el de la Presidencia de la República del Paraguay.
En tal aspecto, no podemos desconocer el cambio de evolución, en cuanto a la participación de mujeres en cargos electivos, de designación y/o confianza, sin embargo, aún tenemos como un gran obstáculo la falta de mecanismos adecuados para superar la subrepresentación en los cargos como: la Presidencia y en los órganos legislativos, para lograr el equilibrio entre hombres y mujeres, es decir la participación paritaria, en la que seguimos en desventaja y siendo minoría en relación a los hombres.
De hecho, pudo haber sido una gran oportunidad, contar con una candidata que asuma la Presidencia, que encabece una de las listas en las próximas elecciones, actualmente todas que se presentaron cedieron su lugar, y no se animaron a tomar la posta para ocupar la silla presidencial.
A pesar de los esfuerzos, en la lucha por la no discriminación, y en la búsqueda de la igualdad entre hombres y mujeres, en el mismo ambiente político, todavía nos cuesta el desarraigo de la cultura machista, cuando pensábamos que podía ser un gran avance, un estancamiento relevante donde nos tocará nuevamente elegir un presidente varón y no cambiar la historia en nuestro país.
En el 2023, tendremos el panorama de participación femenina dentro de las listas, igualmente consideremos que este escenario es un retroceso, hasta se podría decir como un “retroceso significativo”, al no tener como cabeza y en una primera posición a ninguna candidata. Más adelante veremos el impacto que tendrá para las mujeres, debemos ser conscientes que hay temas sumamente urgentes de que ocuparse, y que necesitamos a más representantes comprometidas con sus congéneres, que atiendan y puedan llevar a la práctica y a la aplicación de la Ley N° 5777/2016, y el IV Plan Nacional de Igualdad 2018 – 2024 (IV PLANI), acerca de las cifras alarmantes de feminicidios, de los 15 tipos de violencia (que no cesan), de las desigualdades injustas en todos los aspectos, y en la discriminación entre hombres y mujeres.
Todas las mujeres, tenemos como derecho fundamental, la participación y la equidad en todos los ámbitos de la sociedad, no obstante, a pesar de los múltiples roles que considerablemente se asume en la condición de ser mujer, se ha demostrado que no existen límites, ni falta de capacidad, sino que solamente faltan más oportunidades, y que no nos conformemos a seguir siendo “subrepresentadas” en los ámbitos más importantes, como es alcanzar la silla presidencial.
Penosamente , perdimos la gran oportunidad de cambio, en comparación con otros países que fueron y están actualmente representados por “mujeres” como autoridad suprema de un Estado”.
