Si el presidente Mario Abdo dice que está frustrado por todo lo que pasó durante la pandemia, especialmente en el contrato sin sentido ni valor con Covax, ¿Cómo nos sentiremos nosotros los paraguayos?, después de haber visto durante todo este tiempo a un Gobierno irresoluto, temeroso y, por sobre todo, con el elemento dominante de la corrupción en torno a todas las operaciones de carácter comercial.
Habíamos sugerido que se formara una Task Force, una fuerza operativa que no incluyera necesariamente a gente del Gobierno, sino que se convoquen a los paraguayos más idóneos, preparados, con mayor capacidad y con alta dosis de honestidad para que manejen las compras del Estado en cuestiones sanitarias.
No se realizó dicha tarea, se conformaron los mismos equipos mafiosos de siempre y los resultados no pueden ser diferentes. Solo que en esta oportunidad significan casi 15 mil personas fallecidas en lo que va de esta pandemia, osea, los problemas de falta de eficacia, de eficiencia y de gestión del Gobierno nos está costando hoy la mitad de los paraguayos muertos en la Guerra del Chaco.
Si el Presidente está frustrado, nosotros estamos mucho más que frustrados, estamos realmente impotentes por no saber encontrar una salida a esto que es la culminación de años de malos manejos de la cuestión pública, del elemento dominante acerca de cuánto se recibirá en coimas en cada operación de compra del Estado, que según el Banco Interamericano de Desarrollo, anualmente significa U$S 1.600 millones de pérdidas, la misma cantidad que hizo el empréstito de este Gobierno para enfrentar la pandemia.
Tenemos que cambiar el concepto de la administración de lo público, que es de todos, acabar con ese concepto de que no es de nadie y con ello que dice que el que está tiene derecho a robar.