Se dio inicio a la celebración mariana más importante del país y como cada año los pastores colocan los grandes temas del país en sus sermones durante el novenario. Nueve días de prácticas religiosas donde el creyente busca obtener alguna gracia o pedir por una determinada intención previo al día de la Virgen de Caacupé que es el 8 de diciembre. Los titulares de los diarios se hacen eco de las homilías centradas en la corrupción y la desigualdad del Paraguay. A pesar de lo repetido de los sermones nuestros políticos no acusan recibo.
Ni el covid les ha sacudido y la convocatoria de este año tiene el trasfondo de una pandemia que nunca acabará.
Nueve días que no solo depende de Dios o la Virgen sino por sobre todo del feligrés y la misma conciencia que debe sacudirse de esta realidad que nos golpea. Si siguen votando como en las últimas municipales hay poca esperanza de cambio aunque durante nueve días se reclame un país distinto al que tenemos.
Hay que tener conciencia de la realidad y asumir en consecuencia la enmienda y el compromiso necesarios.
La originalidad sería hacer todo lo opuesto a lo que venimos padeciendo. Ahí veremos si los sermones llegan de verdad.
