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La victoria se compra, solo cuando el pueblo esta en venta

La forma en la que se esta armando la interna del partido colorado enfrenta a dos enfoques políticos que tiene igualmente una mezcla. Como sabemos a esta altura del multiculturalismo y las sociedades cosmopolitas ya no se puede hablar de pureza ideológica, la misma realidad exige flexibilidad y los matices se mezclan como intentando dosificar la formula del éxito.

Desde Añetete con “el Toro” Velázquez apuntan a la tradición partidaria, sumado a la experiencia en el ejercicio del poder y en varios ámbitos partidarios e institucionales vinculados con la gobernanza.

En la vereda de enfrente lo tenemos a Santi Peña, que utiliza la carta de la juventud, el profesional técnico formado afuera y que pudo trabajar tanto en el sector privado como en el público.

Lo que busca hoy el electorado es alguien con capacidad de gestión, que demuestre movimiento y capacidad para hacer las cosas, independiente a las formas lo que la ciudadanía espera es resultados. Y a pesar de la indignación que siguen causando los hechos de corrupción, el clientelismo y la falta de transparencia en la administración pública, esto es lo ultimo que se objeta de un candidato. Es como que se tiene asumido ese costo por formar parte de la clase política y tener “la posibilidad” de generar ventajas.

Desde el lado de Honor Colorado se van sumando figuras que justamente buscan equilibrar esos matices que su candidato no tiene, por eso atraen a jugadores como Cale Galaverna o Beto Ovelar, que representan desde sus espacios tradición y liderazgo, sobre todo Cale que ya viene a ser como una especia de ser mitológico en vida al cual se le atribuyen todo tipo de poderes políticos, lo concreto es que es un estratega con olfato y experiencia. La receta de HC es Juventud + Técnico Cool + Imagen Bradpittesca y finalmente un equipo atrás que balancea el aspecto político y de las bases tradicionales.

Hugo Velázquez por su parte no necesita sumar elementos simbólicos que atraigan al electorado de su partido, y con algunos ajustes que viene haciendo en su imagen demuestra una dinámica pocas veces vistas en un vicepresidente. Posiblemente el gran desafío será tener una respuesta a los reclamos de los resultados de esta administración de la que él forma parte, donde tampoco podemos dejar de olvidar grandes negociaciones que se deben realizar antes del 2023 con Brasil, la recuperación de la economía luego de la pandemia, el pago de los créditos internacionales y una reforma del Estado que sigue durmiendo en archivos .doc perdidos en las computadoras de los consultores, legisladores y proyectistas.

¿Podrá Ken domar al Toro? Estas internas tienen unas dimensiones nachovidalescas.

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