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La sana alternancia

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Lo contrario es la consagración del totalitarismo

“La democracia de la alternancia no camina. Necesitamos que el partido siga por veinte años más”. La frase expresa lo más cavernario de la política argentina presa de un populismo desenfrenado y jurásico que exalta todo tipo de atropellos institucionales en la conducción política del país.

Traemos a colación este ejemplo porque es muy cercano y afecta a decenas de miles de compatriotas que han elegido Argentina como lugar donde vivir y trabajar, aunque en ambos aspectos, el clima se haya deteriorado allí drásticamente en los últimos años.

Desde 1989 estamos recorriendo un camino difícil, lleno de idas y vueltas durante el cual no faltaron los intentos de regresión totalitaria. Pese a su juventud y a su fragilidad estructural, la democracia emergente supo sacudirse de encima esas amenazas decidida a no ceder un centímetro en el compromiso de defender la Constitución y las instituciones por ella creadas.

Sin duda hemos avanzado. Piedra sobre piedra fuimos cimentando una República cada vez más estructurada y resistente a los embates que intentan disolverla. Pero para seguir adelante y a la conquista de nuevas metas, se necesita que la dirigencia tome en serio la política como un servicio al ciudadano, sin perder de vista los mecanismos que garanticen la calidad y transparencia de ese servicio.

¿Para qué votamos cada cinco años? Para evaluar la gestión de quienes finalizan su mandato y decidir con quiénes seguimos y a quienes debemos mandar de vuelta a su casa. Esa es la teoría y práctica de la alternancia como modelo democrático. En las últimas elecciones municipales hemos visto algunos ejemplos de cómo se pone fin a esquemas de gobierno que demostraron ser ineficientes o directamente corruptos. Ejemplos que tradujeron el hartazgo de los ciudadanos hacia claques enquistadas en el poder, alardeando de un pornográfico enriquecimiento ilícito y envalentonadas con la idea de eternizarse en el cargo. La ciudadanía mostró que se puede poner freno, cuando se quiere.

La alternancia no es un juego de ajedrez, en el que este avanza y aquel retrocede. Son turnos durante los cuales, cada gobierno electo debe demostrar compromiso, eficiencia y honestidad en el ejercicio del poder que le ha sido confiado en las urnas.

Si la alternancia no marca la diferencia, entonces se convierte en una palabra hueca.

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.

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22-11-24