Tras los años, observando el comportamiento de las parejas en la sociedad, arrastrado por la cultura machista, en que las mujeres hemos sido enceguecidas, con la idea de que el solamente el hombre podía ser “un adúltero”, por el solo hecho de ser hombre, y porque el adulterio por un varón, era aceptado por toda una sociedad, sin embargo; la mujer debía, soportar, tolerar, inclusive hasta perdonar a su pareja, a sabiendas que estaba en una relación paralela a la de su matrimonio, se lo llama en inglés: “second love”.
Desde la antigüedad hemos visto, como los hombres, tenían más derechos de infidelidad, y las mujeres, “por sí acaso”, cometían algún adulterio, eran duramente castigadas, el hombre llegaba a la formalización del matrimonio, para asegurar la exclusividad de la mujer y por ende la paternidad, pero sí se lo permitía tener sexo fuera del matrimonio, en algunos casos: hijos conocidos como “hijos adúlteros”. Las mujeres eran sometidas, limitadas y obligadas a rechazar cualquier “tentación sexual”, sujetas bajo una estructura de supuesta “sociedad respetable”.
En tal contexto, la mayoría de las mujeres, pasamos por una infidelidad machista, también hemos sido testigos, de tantas otras infidelidades dentro del seno familiar y círculo social. Inclusive hemos recibido consejos de mujeres que fueron inculcadas con la mente machista, “nuestra abuelita y madre que nos decían: “Así nomás es el hombre, hay que dejarle que se vaya a divertir, ya va a volver pronto”, avalaban y normalizaban la situación de engaño, como si fuera “nada”.
Hoy en día, ha sido la revolución de las mujeres, un gran avance y cambio de pensamiento, en que se animan a ser infieles a sus parejas, una misma práctica, muchas de ellas han despertado, se han dado cuenta que la “infidelidad” no tiene género, que la doble moral, se da tanto en el hombre como en la mujer.
En la actualidad, las estadísticas equiparan el porcentaje de infidelidades, que reflejan con el 60 % de los hombres y el 40 % de las mujeres. Vemos cómo vamos desaprendiendo y quebrando la meseta machista que fue sostenida por tanto tiempo, donde la Mujer era apedreada, rechazada, señalada, cuestionada cuando caía en el adulterio.
Uno de los motivos de casos de violencia y feminicidio, se dan en situaciones, en que el hombre descubre a su pareja en una oculta relación amorosa, donde No tolera el engaño, debido a que creyó que ella la pertenece, que es de su propiedad, y no sabe cómo manejar y controlar la infidelidad en la mujer, porque se le ha enseñado a que solamente “los hombres” tienen permitido ser “los infieles”.
Las reivindicaciones de los derechos de las mujeres, han logrado que las mujeres se sientan más seguras, y empoderadas, como para ganarse el respeto del hombre, y ellas hoy, puedan decidir por su cuerpo, y la decisión de abandonar una relación, cuando lo desean, sin más tabúes.
Es muy importante en una pareja, la libertad de decidir por la fidelidad, y de cuidar ese vínculo de amor con confianza mutua; o simplemente, ser honestos y con una responsabilidad afectiva, tomar la decisión de ponerle un fin a la relación de engaño. Extirpemos el cáncer de la infidelidad.