Vivimos en el mundo de la obsolescencia permanente y los teléfonos inteligentes son una muestra permanente de ello. Las compañías o empresas de tecnología para comunicarnos buscan siempre cómo todo negocio en el sistema comercial de libre mercado hacerse de dividendos que salen de nuestros bolsillos. Para eso buscan que cambiemos nuestra herramienta de mensajes y comunicación oral por una nueva y “mejorada” oferta que al ser comprada notamos que sus diferencias no eran tan grandes cómo el costo de estos teléfonos.
Muchas veces su único gran cambio es estético que lo que realmente espera el usuario, velocidad de respuesta y espacio en el disco duro. Ahora Apple, Google y Samsung nos bombardean con deslumbrantes campañas de mercadotecnia para convencernos de que compremos dispositivos nuevos.
Ver la real necesidad
Algo que debemos tener cuidado los que financiamos a estas compañías para no dejarnos engañar por el marketing que se interesa por acceder a nuestro bolsillo a cambio quizá de lo mismo con una mínima alteración y nos dicen que el teléfono que tenemos ya no es lo suficientemente bueno porque el nuevo modelo tiene una cámara más sofisticada y una pantalla más brillante además de ser más rápido. Así que se regala el “viejo” a un miembro de la familia para darnos cuenta que en la “novedad» la que el finalmente gana no es el consumidor sino la compañía del otro lado de la marca.
Cómo usuarios debemos entender que a menudo las actualizaciones pueden ser innecesarias porque los elementos que nos hacen estar descontentos con nuestros teléfonos pueden remediarse con algo de cuidado.
Una de las razones que nos hace cambiar el dispositivo es la forma en que son tratados y que finalmente luego de ver cómo queda la pantalla quebrada o tener uno de los botones no responde cómo debería al ser presionado que al ver un comercial con su mágica imagen y música.
Estás cosas tienden a encantar al poseedor del dinero que sostiene a estas compañías que lo reinvierten en sus campos de mercadeo que estudian y evalúan hacia donde va la sed y hambre de consumo de estos aparatos.
El consumo sobreestimulado
Están también los productos que desean entrar a nuestra casa y vida para estudiar lo que usamos cuando, cuanto y donde lo usamos para finalmente buscar y lograr el cambio o adquisición de su dispositivo más “reciente” que ya lo teníamos con su predecesor y que ya nos daba lo mismo o más de lo recientemente adquirido.
Las fechas son muy importantes y las campañas lanzadas en feriados o tiempo de alto consumo cómo navidades, aniversarios o feriados son vitales para estimular el consumo. Uno busca a veces cambiar solo por la sugerencia de la publicidad que debe ser consumida leyendo y estudiando el doble mensaje de lo que es y pretende ser a cambio de lo que paguemos por su real valor y necesidad. Así que alerta todos …incluído quien escribe esto.