La semana pasada toqué el caso de María, la chica de 20 años asesinada por su expareja y padre de sus hijos.
Allí hablé de culpables de su muerte, empezando por la familia y entorno que admitieron que con 15 años o menos mantuviera una relación con alguien que casi le doblara la edad. Hoy quiero traer al tapete la historia de “La Niña” (así llamaré a una menor de 12 años).
La niña llegó a nuestro conocimiento el pasado martes cuando desde el Hospital Regional de Concepción comunicaban que una niña indígena oriunda de La Patria-Chaco, acababa de dar a luz a gemelas con 31 o 32 semanas de gestación. Ahi me horroricé, pero esto empeora. Contaban que la niña no estaba acompañada por la familia y que vive “con su pareja”, un hombre mayor del cual no brindaban detalles.
¿Pareja? Y ahí me indigné, ¿acaso ya es normal para autoridades instruidas o hasta para algunos periodistas tomar un acto de abuso como algo normal? Una menor de 12 años, que seguramente quedó embarazada a los 11 y vaya uno a saber la edad de esa bestia pedófila, porque el comunicado no habla de su identidad.
¿Si personas pensantes e instruidas pueden nombrar esto sin quedarse perplejos, qué esperamos de aquellos que viven en la total lejanía de la educación? ¿Qué niña puede entender la vida de pareja a los 11 años?, y menos vida de madre a los 12. La niña debería estar jugando, estudiando, conservando sus ideales y raíces culturales, no siendo niña/madre de otras niñas.
Asumir esto como algo normal es estar enfermos, pero más enfermos aquellos que están para resguardar y hoy se rascan con sueldos altos desde el Ministerio de la Niñez, INDI y CONASAPI, sin preocuparse, sin horrorizarse y sin tomar medidas contundentes para que esto, al fin pare.
Pro vida, pro familia… No solo en escrituras muchachos, no solo en escrituras.